viernes, 31 de octubre de 2014

The Saurs / Birth of Joy
Especial BIME - Sala Azkena, Bilbao (30/10/2014)
De sucias catacumbas


Les llamemos como les llamemos, los showcases que suele presentar el BIME durante la semana de su celebración en varias salas de la ciudad resultan de lo más apetitoso. Una buena forma de disfrutar de bandas, en muchos casos internacionales, que de otra manera sería difícil de ver en los escenarios locales. Y bueno, si nos ponemos algo menos correctos y babosos, una estupenda ocasión de pulsar los submundos underground, ahora que sin humo la cosa deviene algo más que blandengue. (...)

Así, ayer daba gusto estar en la Sala Azkena aunque sólo viéramos dos bandas de las cinco que estaban anunciadas, desde las 21 horas hasta las 2, como quien dice, vamos, un pequeño festival en toda regla. Y si de catacumbas y underground hablamos, excelentes los complejos y sinuosos caminos ofrecidos por los holandeses Birth of Joy. El trío de guitarra, batería y teclados tienen ya tres discos a sus espaldas, desde 2010, y lo suyo es una inmersión más que profunda en todos aquellos sonidos que sembraron el paso de los 60 a los 70, tiznados por la psicodelia, por el blues, por el rock’n’roll, por las esencias hard que arramplarían durante la década que comenzaba. Pero todo ello lo hacen desde la crudeza de hoy mismo, sucios en sonido y espíritu, de esa guitarra hiriente a ese órgano lascivo, con una batería simplemente machacante. Vamos, que si metemos en una coctelera un poco de MC5, ZZ Top, The Doors, Deep Purple, The Who y lo sazonamos todo con tabasco garagero de especias suecas, pues tendríamos algo parecido al boogie psicótico, al rock rugoso y triposo de canciones como Make things happen o How it goes. Vamos, que quedamos más sucios y a gusto que la repuñeta.

Claro que si alguien pensaba que después se limpiaría, iba dado. Sin solución de continuidad, los de Jaggërmeister comenzaban con su propio showcase y, tan terribles como su brebaje, nos traían de nuevo a Bilbao a los barceloneses The Saurs. De nuevo, ya que estuvieron hace una semana en el concurso Villa de Bilbao. Y de nuevo, porque estarán también dentro de una semana en la final del mismo, sin ninguna duda, con convencimiento pleno (mientras escribo esto no están anunciados los finalistas..., pero háganme caso). Que por qué? Porque son una de las células más abrasivas que nos hemos echado a la oreja en mucho tiempo. Así, tres pipiolos (perdonad, chicos, es que hacéis muy viejo a quien se acerca a vosotros) que están totalmente infestados del veneno del rock’n’roll sucio pero lúdico, grueso pero fulminante, lijoso y griposo, complejo pero melódico… Lo suyo es coger la psicodelia, el garage, el espíritu punk, y crear canciones como The Spring, todo un clásico desde la primera escucha, cabalgando sobre el puro ritmo power-pop ensuciado por la extenuación eléctrica, bordeando en ocasiones los lindes del bubblegum más pegajoso. Pero no nos equivoquemos, es que además son unos músicos de cuidado, y que nadie piense en su liviandad si son comparados a otros grupos nacionales de semejante juventud y pelaje sónico. Una atenta escucha, siquiera entre el fragor de canciones como granadas de mano, te lleva a complejidades minimalistas y repetitivas que beben de la Velvet y de los iconos psicodélicos de los 60. Uno escucha Dry Finger, su último y reciente ep, y ya ese comienzo con Came to you te hace pensar cómo unos tipos tan jóvenes han asumido en tan poco tiempo tantas enseñanzas históricas del rock’n’roll más iracundo. Pues posiblemente porque han nacido con la misma mutación de quienes lo crearon hace muchos años.

Sí, por estas aguas somos de natural exagerados. Pero es que The Saurs merecen nuestras babas.

Suena la corriente: "Came to you" - The Saurs


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