miércoles, 1 de mayo de 2013

Kalahari Surfers
La agitación sudafricana


Cuando hace unas semanas tuve la inmensa fortuna de participar en el Ciclo sobre Bob Dylan organizado por la Universidad de Sevilla, uno de los motivos que acrecentaba mi ilusión por el viaje era poder conocer personalmente a carrascus. Su blog Blogin In The Wind ha sido durante mucho tiempo un espejo en el que poder mirarse, y posiblemente, él mismo sea una de las personas que yo conozca con mayores conocimientos sobre la historia del rock. (...)


En uno de los almuerzos junto a los organizadores del ciclo y el propio carrascus, salieron varios temas de conversación, entre ellos la riada que se llevó por delante la inmensa mayoría de mi colección discográfica, y mi estancia en 1988 en Sudáfrica. Una cosa llevó a la otra, y yo lloraba la desaparición física de los vinilos que me había traído de aquel país, especialmente querido para mí el Sleep armed de Kalahari Surfers.

El día después, mientras nos preparábamos para disfrutar la conferencia que en dicho Ciclo iba a dar el gran Fernando Navarro, apareció carrascus con su propia copia de vinilo del Sleep armed, dedicada, y me la regaló. Yo había hablado en mi conferencia sobre el inmenso placer de regalar canciones, no como el simple hecho físico de entregarlas, sino como el gusto innato de compartir emociones, buscando las conexiones propias de la canción en sí con la maraña de conexiones sensoriales que conforman el día a día de la vida de una persona. carrascus cerraba un círculo. Sólo él podía tener una copia en vinilo de ese disco. Y su/mi copia de los Kalahari Surfers reposa de nuevo en la estantería de mi casa, en el rincón emocional que para mí supuso en su momento.

Sleep armed (1988) era el tercer disco de los Surfers, tras los anteriores Own Affairs (1984) y Living in the heart of the beast (1985). Los tres estaban prohibidos en una Sudáfrica bajo la bota del apartheid (ya conté en su momento lo que era realmente el sistema), pero no eran difíciles de encontrar a la venta si acudías a los mercadillos domingueros adecuados y tenías un poco de cuidado. Su siguiente trabajo, Beachbomb (1989) también fue prohibido, pero por causas diferentes. Su título original, Bigger than Jesus, erizó los ánimos de la poderosa comunidad cristiana y blanquita del país, así que posteriormente, Warrick Sony les ganó la partida en los tribunales, pero cambió el nombre del mismo.

Porque Kalahari Surfers era realmente el alter ego de Warrick Sony, único miembro estable a lo largo de los años, quien creó a los Surfers como una célula activista radical anti apartheid, una manera de hacer terrorismo contra un estado social absolutamente inaceptable por más que la mayoría del resto del mundo (Estados Unidos y Gran Bretaña, principalmente), miraran hacia otro lado, a pesar de ese supuesto boicot al que estaba sometido.

Sony había nacido Swinney, pero cambió su nombre para dificultar que el ejército sudafricano contactara con él para participar en los campamentos que habitualmente los blanquitos amantes (o no) de la patria debían realizar una vez finalizado su servicio militar. Enamorado en su despertar musical de clásicos como Hendrix, pronto fue tornando su amor hacia terrenos más descacharrantes que ya habían recorrido gente como Frank Zappa o Captain Beefheart. Fue su padre quien le acercó a la explosión musical que Sex Pistols o Clash comenzaban a extender por las barriadas londinenses, y todas estas influencias convergieron en la formación de Kalahari Surfers.

Y cayeron bajo el manto protector de Recommended Records, tras el inicial rechazo de Emi a publicar su primer trabajo, Own affairs, bajo el pretexto de ser políticamente subversivo, pornográfico y anti religioso. Vamos, tres elementos imprescindibles para cualquier célula musical activa que quisiera mirar de frente a una sociedad enferma pero militarizada.

Musicalmente, Kalahari Surfers eran un batiburrillo de ritmos que bien podían beber del jazz o el funk más libérrimo, apuntes electrónicos, dub, el ska o reggae que florecía en las islas británicas, y todo ello con numerosos sampleados de grabaciones tanto de arengas militares como discursos del presidente sudafricano de la época, P.W. Botha. No tenían problemas en fotografiarse con capuchas y pasamontañas, al fin y al cabo entendían su labor como un grupo terrorista, o un grupo de liberación para ser más exactos, que en lugar de empuñar pistolas se entregaban a la mesa de mezclas.
Un compendio de punk electrónico, podríamos decir, que sin embargo gozaba de un componente orgánico propio y saludable. Música ambiental para un mundo en descomposición, una juventud sin mayor salida que seguir oprimiendo (o ser oprimida) con la bota, ritmos que propulsaban la esquizofrenia claustrofóbica y al mismo tiempo dotaban a esos sonidos del ansia de la libertad en base a unas letras que decían lo que tenían que decir sin mayores cortapisas, porque cuando parece todo perdido, todo vale.

Y Sleep armed era un claro ejemplo de todo ello. Un sueño armado que irónicamente contraponen en la portada a esa Sudáfrica blanca y rica que tenía en el surf su válvula de escape. La voz femenina de Houghton parents pareciera anticipar un agradable paseo, pero Potential Agressor #1, Fraud city o Hoe Ry Die Boere dejan claro que el camino es agreste.

Kalahari Surfers editaron un trabajo más en 1991, End beginnings, y Sony, que ya había trabajado como periodista (cubrió en directo la liberación de Mandela en 1990) y guionista, abandonó Johannesburgo, quedando los Surfers parados hasta su reaparición en 2001 con el disco Akasic Record. Y desde entonces han continuado grabando, editando el año pasado Agitprop, con referencias a Syd Barret y David Bowie. Su sonido se ha sofisticado, de la misma manera que Sudáfrica ya no es la de los años duros. Pero Warrick Sony sigue teniendo la lengua muy afilada. En una reciente entrevista, comentaba: Vivimos en un perpetuo estado de agitación y propaganda desde todos los frentes. Todo es marketing, y todo es propaganda, y habitualmente política. En el disco hablo de los sentimientos de los trabajadores del mundo, tirando de las cadenas del capitalismo y la propiedad de los medios de producción. Tiene su origen en una lucha triste y real por parte de algunos seres humanos preocupados por el bienestar de los demás. Y esto es lo importante.

De entre todas las personas que yo pudiera conocer, tenía que haber intuido que sólo carrascus podía retornar este pedazo de utopía y tocacojonismo a mi estantería.

Gracias.
*Puedes comprar algunos disco de Kalahari Surfers en su Bandcamp
Suena la corriente: "Golden Rendezvous" - Kalahari Surfers


5 comentarios:

  1. De nada hombre. Estoy seguro de que tú estás disfrutando del disco mucho más que yo. Espero que tengamos ocasión de vernos pronto de nuevo. Un abrazo.

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    1. Seguro que volveremos a coincidir y rematar la faena con una buena tanda de cervezas y música. Un abrazo, y de nuevo, gracias.

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  2. Lo que no conozca la Carrascupedia... Es un personaje el Carrascus, ¿verdad? Yo le tengo mucho cariño, ya son años de blog y muchos conciertos juntos. Oye, ¿el pitido que suena forma parte de la canción o es censura? Por cierto, Josetxo, ya que viviste en Sudáfrica te tengo que preguntar si escuchaste a Rodríguez por aquel entonces...
    Besos!

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    1. Lu, se me había pasado la respuesta, ya puedes perdonar...
      Sobre carrascus, absolutamente, todo un personaje...
      Sobre Rodriguez, ahora que me han preguntado mucho, recuerdo que me hablaron de él, porque me llamó la atención su nombre hispano, pero vamos, nada de estrella inmensamente conocida, al menos no me dio esa impresión.
      También es cierto que en aquella época y en aquel lugar, yo buscaba sonoridades digamos más autóctonas...

      Besote

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    2. Ah, y el pitido es parte de la canción, ellos jugaban a esas censuras/autocensuras...

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