martes, 1 de octubre de 2013

Andrés Calamaro
Bohemio (Dro East West, 2013)
Contenido y certero


*Autor: Jaime G. López "Desperdicios"

Tras el fallido On the Rock (2010), un disco que a pesar de tener unas cuantas buenas canciones, quedó lastrado por abusar de colaboraciones y ejercicios de estilo un tanto ajenos al universo del argentino, el mejor Calamaro retorna con este nuevo trabajo, que trae además novedades en sus sonoridades, una vez disuelta su banda madrileña, aquélla liderada por la base rítmica del Niño Bruno a la batería , Candy Caramelo al bajo y la prodigiosa guitarra de Diego García. (...)


Se abre el disco con Belgrano, una de esas joyas que Calamaro dedica a los amigos ausentes. Antes fueron Miguel Abuelo, Pappo o Julián Infante, ahora es del flaco Spinetta de quien se despide y a quien agradece su amistad. Se trata ya de un subgénero dentro del propio Calamaro, en el que consigue siempre increíbles resultados.

Cuando no estás nos retrotrae al pasado, en un corte que podría pertenecer perfectamente a Honestidad Brutal (1999). No solo por la temática, sino por tomar prestadas frases y melodías de canciones de aquel disco, en especial de Más Duele y Cuando te conocí.

No es la única auto referencia del disco: en el medio tiempo Tantas Veces, toma prestado del Rodrigueziano Mucho Mejor un verso de Rot, y en Rehenes nos recuerda los 5 minutos más. Aunque mitómano como es Calamaro, también hay espacio para tomar prestados versos ajenos. Nacidos para correr no tira de épica de estadio pero no puede esconder el guiño Springsteeniano. Al igual que Plástico Fino es un préstamo de Veneno en la Piel, tema que ya versionó en un tributo a la banda de los Hermanos Auserón.

Y aunque las baladas y medio tiempos dominan el disco, hay un par de temas (Rehenes e Inexplicable) en los que pisa el acelerador sin llegar a despegar del todo y que remiten a temas de estructura similar, aunque entonces sí soltó las riendas, tanto de La Lengua Popular (Los Chicos) como de On the Rock (El Pasodoble de los Amigos Ausentes, Flor de Samurai). Parece que en este disco no tocaba la energía, por lo que prima la contención y el dardo directo al corazón, ese registro en el que Calamaro se mueve con gran soltura.

¿Y qué hay de su alter ego latino? No queda ningún rastro salvo en el tema que da título al disco, que navega en ese estilo que ha practicado mas recurrentemente en sus últimos trabajos, con resultados desiguales. Sin ser un mal tema, quizás desentona estilísticamente en el conjunto.

Cierra con el rock and roll Doce Pasos, con slide y piano aportando base honky tonk en una suerte de versión de raíces de aquellos cortes del mismo género de Honestidad Brutal.

Aunque se trata de un disco eminentemente rock, se escora al sonido americano mediante el uso de steel guitars, slides, guitarras acústicas, alguna armónica y en los propios arreglos y estructuras de las canciones. Lo cual supone la mayor novedad de este disco, esas sonoridades mas de raíces que se habían perdido tras su dupla inicial en solitario una vez finalizada la aventura Rodríguez.

En resumen, el argentino ha optado por revisitar sus mejores registros, dotándoles de sonoridades más americanas y campestres. Un trabajo que los amantes de la versión más tranquila y sensible de Calamaro disfrutaran especialmente. Y cuyo único pero podría ser la falta de algún tema más enérgico y visceral.

Pero la mejor noticia es que el mejor Calamaro está de vuelta en versión estándar, diez canciones, cuidando la conjunción estilística del disco y no tratando de reinventarse, sino recorriendo las aguas en las que mejor navega.
Un disco que en su propia medida temporal de enjuiciamiento seguiremos aceptando positivamente tras cien escuchas... o alguna menos, Andrés.
*Autor del texto: Jaime G. López "Desperdicios"
Suena la corriente: "Belgrano" - Andrés Calamaro



4 comentarios:

  1. Hola Red y Juan, básicamente estoy de acuerdo con la reseña, es un trabajo mejor que los últimos pero que sigue sin llegar a su trilogía mítica, por lo menos esa es mi opinión. Y lo mejor, las letras, unas letras en las que brilla la expresividad por sobre la técnica. A fin de cuentas, lo que queda es el mensaje y Calamaro en este disco está en estado de gracia. Abrazos!

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    1. Pues por mi parte, estoy de acuerdo. Sus grandes obras están fuera de alcance, creo que para siempre... Pero retoma la senda que de alguna manera había perdido últimamente. Y sobre todo lo hace con las letras, donde casi vuelve por donde solía.

      Abrazo

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    2. Pues por mi parte, estoy de acuerdo. Sus grandes obras están fuera de alcance, creo que para siempre... Pero retoma la senda que de alguna manera había perdido últimamente. Y sobre todo lo hace con las letras, donde casi vuelve por donde solía.

      Abrazo

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  2. Yo como fan de Andrelo, estoy contento, sus últimos discos no me gustan nada y este parece que nos traé a aquel Calamaro de los noventa, no al niviel de Honestidad Brutal o Alta Suciedad, pero si al de El Cantante o El palacio de las Flores.
    Abrazo amigo.

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