miércoles, 17 de julio de 2013

Patty Griffin
American Kid (New West Records, 2013)
En el refugio


Días de demasiados festivales, demasiados conciertos, demasiados viajes, devorando demasiadas emociones, devorando millas, devorando vida. Pero todo va dejando mella en la vieja carrocería, la barcaza a veces parece sin fuerza, atolondrada, mecida por las turbias aguas del río. Necesitará tal vez un repaso en el dique. (...)


Y es aquí cuando uno busca sus puertos de refugio, aquellos en los que lustrar el casco y pintar de nuevo la gavia. Puerto momentáneo, puerto apenas sentido antes de devorar de nuevo millas y encarar el huracán. Y lo hallo estos días en el nuevo disco de Patty Griffin, la tantas veces comparada, que si la nueva Harris, que si la nueva Lee Jones, que si otra americana,…, para el río, el nuevo de la Griffin, y basta.

Reconforta por sentido, por verdad, por llorado, por dolido. Compuesto mientras esperaba la anunciada muerte de su padre en 2009, ha tardado lo que sentía que debía tardar para poder grabarlo. Hay cosas que necesitan sangrar por dentro para poder contarlas. Y las cuenta con sonidos que mecen por su crudeza, pero de la conseguida con una guitarra acústica, con mandolina, con bajo, con órgano, con piano, con alma.

Y pareciera que buscando refugio en otras dos almas que vivieron el mismo periplo de duelo por las mismas fechas. Quiero creer que la participación en todo el disco de los hermanos Dickinson, Luther y Cody, es un abrazo entre tres personas que sufrieron lo mismo en las mismas épocas. Y los hermanos ya sangraron sus heridas por el gran Jim Dickinson, y ahora ayudan a Patty Griffin a hacer lo mismo. Pero el disco habla de pérdida desde la vida. Porque escuchas Go wherever you wanna go y piensas que está hablando con su padre, You can get up on some sunny day and run / run a hundred miles just for fun now / you can go wherever you wanna go, y lo que sientes es que estás vivo, y él está libre. Y es que el disco es reflexivo, y tiene tristeza, pero de la que nace alegre. Dos conceptos que son menos antagónicos de lo que uno pueda imaginar.

Y arranca folk-blues en Don’t let me die in Florida (ah, sí, claro, la nueva Williams también dicen), y te estremeces con el sonido del Delta trasladado a Ohio, uno de los tres cortes con su actual pareja, Robert Plant compartiendo voces. Y bailas, agarrado a la memoria, en el vals del gran Lefty Frizzell Mom and Dad`s Waltz, y continuas bailando con esa nana country como sólo suenan cuando no hay horizonte, Get ready Marie.

Se despide con Gonna miss you when you're gone, y se lleva un pedazo de ti, de mí, mientras deja volar de nuevo a su padre. 
Y mientras, yo rehago mis roturas, mecido en mis refugios. Los que busco y encuentro.

Suena la corriente: "Go wherever you wanna go" - Patty Griffin



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