lunes, 6 de octubre de 2014

Being Berber / Lecciones de Vuelo / Frank
Concurso Villa de Bilbao, Bilborock (02/10/2014)
De nómadas y amores


Es el concepto de viaje algo habitual en la música popular nacida en el siglo pasado. Como por otro lado lo es en cualquier manifestación artística que tenga la juventud como primera edad impulsora, ya que esa ubicuidad es consustancial al experimentar en terreno ajeno. Y puede ser el viaje que te lleve a una sala de conciertos en ciudad lejana o el iniciático que en su momento se realizara a cualquier paisaje lejano. (...)

Llegan desde Madrid, pero Being Berber nacieron, al menos nominalmente, en el desierto: “El nombre surgió de un viaje al Sáhara hace 5 años con un amigo, y fue una broma sobre los bereberes, su independencia y capacidad de sobrevivir, que nos gustó cómo sonaba.” Quien hizo aquel viaje fue el americano Chris Peterson, que sabe de la vida nómada: “Mi familia nos mudamos desde Portland en el 84, mi padre tenía un grupo de jazz, vivimos en Bélgica y recorrimos toda Europa”, y que comenzó Being Berber como un proyecto personal, “sí, comienza con una persona, pero a partir de ahí se comparte, se busca banda y entramos en ritmo de consolidación. Yo compongo y ellos me controlan…”. No rehúyen etiquetas que les han colocado (indietrónica, electropop,…), pero en directo suenan más orgánicos, acompañados de batería, guitarra sin olvidar distorsión, cadencia rítmica continuada pero con melodía, incluso jugando con palmas y hasta coros de hermandad pop: “hay mucha diferencia entre la grabación y el directo, aquí queremos darle un punto más rock, con más empuje, los arreglos electrónicos pierden algo de fuerza, una batería acústica empuja más la canción”. Y así, este americano, acompañado de un malagueño, un asturiano y un italiano (“somos como los del chiste”), buscan en el Villa esa confirmación de que hay algo más allá del mainstream del indie, “nos sentimos muy cerca de grupos como Tuya, que estuvieron con nosotros un tiempo, o Fuckcaine, más cañeros, o Delorean, más conocidos, y tratamos de dirigirnos a un público global, buscando a Estado Unidos o al norte de Europa”. Sí, nómadas viajeros.

Como de Madrid vienen Lecciones de Vuelo, que llevan el viaje casi desde el mismo adn del nombre. “Fue una tormenta de ideas, y a todos nos gustaba Migala, que tienen una canción que se llama 'Lecciones de Vuelo con Mathias Rust'. Pero nos parecía largo, así que quedó Lecciones de Vuelo, que también enlaza con la canción 'Flying Lessons' de Yo la Tengo. De ahí a que su larga duración se llame El Giro Immelmann, que es una maniobra defensiva en ataques aéreos, sólo había un paso, “además, esa maniobra siempre sale mal, lo que enlaza con la temática de nuestras canciones”. Disco que llega tras la grabación de tres ep’s que conformaron una trilogía sin quererlo, “era ir dando salida a canciones, y al final nos permitieron llegar a ser primeros en Planetademos y semifinalistas en Proyecto Demo de Radio 3”, y larga duración que volvieron a grabar en su local pero mezclaron en Donosti junto a Estanislao Elorza en sus estudios Doctor Master, para conseguir un sonido no alcanzado hasta entonces y que les permita diferenciarse. “Ante la sobreabundancia de referencias actuales, las armas son trabajar y elaborar mucho las canciones, y siempre ser sinceros”. Reconocen que les gustan y buscan las armonías, interactuar las voces masculinas y femeninas, “al fin y al cabo, hemos crecido con grupos como La Buena Vida, y eso influye”. Cuando en la charla, entre otros muchos nombres, surge también el de Le Mans, uno es consciente de la influencia de aquel llamado Donosti Sound en esta banda de Madrid, influencia constatable en el directo que ofrecieron, entre la ensoñación y el pop aéreo y las esperadas gotas de controlado descontrol sónico.

Y Estanis Elorza y sus mezclas en Doctor Master tuvieron doble presencia en la jornada del Villa, esta vez de la mano de unos convecinos donostiarras, Frank. Con un disco, el excelente My Wild Kingdom, que además, ha estado producido por Yon Vidaur. “Antes teníamos alguna demo, pero es lo primero serio. Lo hicimos con Yon en su estudio, por mediación de Andoni, nuestro batería, que también comparte con Yon espacio en Havoc (antes PLV Havoc), y fue una gozada, muy familiar. Te transmite, es muy empático, con mucha sensibilidad, sabe lo que el grupo necesita. Y masterizarlo con Estanis fue la guinda”. Llevan año y pico como Frank, pero todos provienen de muchos grupos, y eso se nota, tanto en la grabación como en el directo, oficiando como un grupo sólido y musculoso que destaca entre su rock de pura raíz americana pleno de tensión eléctrica y frontera acústica, con una voz, la de Sara, que, por qué no, te hace pensar incluso en Lucinda Williams: “ya me lo han dicho, y me han comparado también con otras cantantes, pero he de reconocer que tampoco las he oído mucho. Habitualmente me fijo más en hombres, como Mark Farner, de Grand Funk Railroad, mi cantante fetiche, o Nino Bravo. No tendrán que ver con lo que hacemos en Frank, pero conectan con mi forma de cantar”. A lo que Christian, el bajista, apunta inmediatamente: “aunque sí tenemos un puntito Grand Funk Railroad”. Y es que tienen un punto a todo lo que lleve la raíz americana, “siempre con un poso rock del que no queremos desprendernos. Eso del folk que nos ponen por delante no nos gusta y no es lo que te vas a encontrar luego en el concierto”. Y lo que nos encontramos son canciones de fuerza y personalidad pasmosa. Un grupo que busca en el Villa “sobre todo, visibilidad, para poder salir de la provincia” y un grupo al que entienden sus miembros con absoluta idea de continuidad: “es un amor tardío, pero un gran amor”. Sí, y para nosotros, un gran favorito.


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