jueves, 4 de julio de 2013

Iggy and The Stooges
Ready to die (Fat Possum, 2013)
¿Quién es Iggy Pop en 2013?


Quién es Iggy Pop en 2013? Curiosa pregunta a tenor de lo que hoy en día representa un personaje más que una persona, un concepto más que una realidad, un pasado más que un presente. Y sin embargo, Iggy Pop sigue siendo persona, realidad y presente. Pero, cuál es el presente de Iggy Pop? (...)


Y es aquí dónde uno no sabe a qué carta quedarse. Absolutamente ciertos los esfuerzos hercúleos que hacemos para olvidar su lamentable paso por ese lamentable programa de una lamentable televisión nacional que dirige un lamentable mequetrefe. Apolíneamente esbelto quedará nuestro cuerpo si consumimos todas las calorías necesarias en descifrar si en ese anuncio de televisión en que participa se ríen directamente de él, él se ríe de sí mismo o todos ellos se ríen de nosotros. Nada vamos a decir de su supuesta croonerificación a la francesa de aquella cosa llamada Aprés. Evidentemente, está en su pleno derecho de ser el nuevo hermano de show de Rod Stewart. Está en su pleno derecho de hacer lo que le dé la gana, que para eso ha vivido al límite y sobrevivido.

Por qué entonces tanto soliloquio para simplemente evaluar un álbum, si al final aceptamos que está en su derecho de hacer lo que quiere? Pues porque es Iggy Pop, nuestro Iggy Pop, el que no tiene nada que ver con todas esas otras aristas del personaje. O el que queremos que no las tenga. Y porque viene de la mano de los Stooges, con James Williamson asando las castañas tras la muerte de Ron Asheton (vale, vale, aquí trato de evitar el rol de Williamson como alto ejecutivo de una multinacional electrónica, so pena de perder definitivamente mi cordura). Y porque queremos estar seguros, tras varias escuchas, de que la cosa no está tan mal.

Lo primero, dejémonos de chorradas. Ready to die jamás será el sucesor de Raw Power como, obviamente, The Weirdness jamás lo fue de Fun House. Aunque las leyes físicas lo permitieran (e Iggy Pop es muy capaz de saltárselas a la torera), las emocionales lo imposibilitan. Cuando se nos ponen susurrantes (Unfriendly World o The departed), la debacle es importante. Incluso Beat that guy, con esos coros y ese aire de punteo guitarrístico de estadio. Cuando aparecen los saxos de Steve MacKay y se nos ponen saltarines, (Sex and Money, Dd’s) entre el glam y las bandas de rock de fondo de armario americano con cierto alma negra, pueden resultar incluso aparentes y divertidos.

Pero las cuatro o cinco que quedan del lote, Burn, Job, Gun, Dirty Deal y Ready to die (venga, ésta última la meto para que no se quede tristona, pero tampoco tendría mayor problema en castigarla para siempre) tienen ese aquel de quienes alguna vez fueron degolladores de cerebros, asustadores de pensantes (bien o mal), ratas capaces de hacer sangrar una canción.

Evidentemente, hoy en día no lo son, ni vemos a Iggy Pop disparando el gatillo de la jodida pistola sobre cualquiera, aunque lo cante, pero tienen llama, brasa y fuego, distorsión y muro de sonido en construcción como para calentar un gaznate con alcohol.

Y hacer olvidar durante un tiempo la maldita tónica.
*Compra el disco en Fat Possum, o en tu tienda habitual
Suena la corriente: "Gun" - Iggy and The Stooges


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