martes, 23 de julio de 2013

Charlie Musselwhite
Festival Getxo & Blues, Getxo (20/07/2013)
Y el blues se hizo armónica


*Autor: Jaime G. López "Desperdicios"

Este pasado sábado por la noche el Festival de Blues de Getxo decidió clausurar su edición número XXV con un plato de alta cocina, no era para menos. Que un festival celebre una cifra tan redonda como 25 años es excepcional y si lo hace dedicado a una música minoritaria, que posiblemente haya visto sus tiempos más bajos en los últimos 20, suena a milagro.(...)


Por ello, los organizadores, haciendo juegos malabares, ya se sabe que estamos en tiempos de feroces recortes en todo lo relacionado con la cultura, se sacaron de la manga un concierto final que nosotros saboreamos como histórico y de lo mejor que hemos visto en dicho festival junto a veteranos como Screamin' Jay Hawkins o Ike Turner… pero esto fue ya hace algunos años. Lástima que quizás por estos mismos recortes, el concierto no fuera anunciado con toda la importancia que se mereciera. A quien le pudiera la pereza o el desconocimiento no sabe lo que se perdió en la noche del sábado.

Charlie Musselwhite nació en el año 44 en Mississippi, aunque tras una etapa formativa en Memphis, en el mejor momento para estar allí, se trasladaría a Chicago, adonde llegaría a mediados de los 60 para desarrollar su carrera como armonicista de blues. Lo que le emparenta con otros rostros pálidos que estaban haciendo lo propio en aquellos años, como el guitarrista Mike Bloomfield o el también armonicista Paul Butterfield. Pero sobre todo tuvo la oportunidad de codearse con todas las leyendas del blues eléctrico de Chicago, como Muddy Waters, Sonny Boy Williamson, Buddy Guy o Howlin' Wolf, por mencionar a algunos de los más importantes. Su carrera homónima se extiende desde su debut del año 66 en el sello Vanguard hasta la actualidad. Y la nómina de colaboraciones es inabarcable. Aunque aquí destacaremos la labor que viene realizando desde que en el año 99 comenzara a colaborar con Tom Waits en su tarea evangelizadora de deconstrucción del blues. En cada nueva rodaja, desde Mule Variations hasta su último trabajo, Bad as Me, podemos disfrutar con la armónica de Charlie sobre los lamentos del lobo aullador de Pomona. En cualquier caso su nombre ha vuelto a saltar del reducido circuito del blues a la primera plana de la escena por el trabajo firmado este año junto a Ben Harper, Get Up! (Stax 2013).

Y con muchas más que estas credenciales, que nos llevaría varios artículos relatar en detalle, saltó el también conocido como Memphis Charlie a escena este sábado. De riguroso negro con plateada melena peinada hacia atrás, fino bigote de tahúr del Mississippi y tatuajes sobresaliendo por los antebrazos. Se colocó al frente del escenario con su maletín de armónicas abierto, cogió su micrófono de armónica green bullet y comenzó a soplar.

Secundado por un poderoso trío con joven hacha blanco (a nuestro entender, excesivamente comedido en términos de volumen para no pisar al maestro) y, como mandan los cánones, negra sección rítmica con imaginativo y poderoso bajo y excepcional batería.

Y es que en esto de los veteranos y el blues muchas veces la clave para el éxito de la velada suele recaer en esto, la calidad de los músicos de acompañamiento, que no siempre están a la altura del maestro ejecutante. Por suerte no fue el caso y damos fe de la maestría de la guardia de Charlie. Desde la guitarra rica en riffs blueseros pero también en esos híbridos que navegan entre el rockabilly, el country y el rythm’n’blues, sin que se sepa muy bien de qué fuente provienen, daba la réplica a las partes solistas de Musselwhite, además de fundirse con el maestro en las ocasiones en las que éste así lo pedía. Siempre a su sombra y respondiendo a las llamadas, como hemos dicho quizás escaso de volumen.

¿Y qué decir de la base rítmica? Pues que son cosas que desgraciadamente no se ven muy a menudo. Tensión sobre la caja con ascensión vía ritmo del tren, tratamiento justo de platos, cambios de ritmo, volumen perfecto que era subido sólo cuando se requería, sin golpes ni desarrollos innecesarios. Todo ello trotando sobre un bajo que seguía y perseguía los golpes de bombo con pegajosas líneas de blues. Se nota que llevan tiempo tocando juntos.

Dicen que Charlie definió humildemente una vez su estilo de la siguiente manera: Sólo conozco una canción. Y la toco más rápido o más despacio. O le cambio el tono. Pero es la misma canción y la llevo tocando toda la vida. Es la única que conozco. Enormes palabras para un gigante.

Su sonido es atmosférico, nunca estridente, siempre comedido. En vez de un furioso soplador, parece acariciar su armónica y sacar las melodías de la canción. No se entretiene en recursos fáciles y efectistas, sino que busca envolver la canción y dotarla de matices y armonía en un sonido único y personal, que consigue a través de su micro y el fender deluxe que amplifica sus armónicas.

Su repertorio en directo bebe de todas las fuentes clásicas y así lo mismo encontramos ecos del boogie de John Lee Hooker , de Sweet Home Chicago, de Mojo Workin’ o el Shake your Money Maker de Elmore James. Revisitados y renacidos de la mano de la armónica de Charlie.

Y así, tras una hora en el escenario, en esos ejercicios revisionistas, vino intercalada la sorpresa de la noche. Aunque no excesivamente claro, desde luego no en la entrada ni en la mayoría de la publicidad del festival, en la agenda del día aparecía Cedric Burnside como artista invitado. Se trata del nieto del mítico R.L. Burnside, pilar del sonido blues del Norte del Mississippi y reivindicado en los últimos años por jóvenes cachorros como Jon Spencer o la North Mississippi Allstars.

Salió a escena guitarra acústica en mano para realizar dos números de blues acústico en la estela de Keb Mo pasado por la tradición de Lightnin’ Hopkins, con Musselwhite ejerciendo de solista. Acabados los mismos, se puso tras la batería para, acompañado de su compañero Trenton Ayers a la telecaster, realizar un set de guitarra y batería deudor de la aproximación de los hermanos Dickinson (obviamente deudora a su vez de R.L. Burnside). Para su último tema como solistas se les unió Musselwhite y su bajista para una variante del Cant quit you baby dixiano.

Los dos grupos juntos tocaron el final del concierto con Charlie a la voz, las dos baterias replicando a la vez coincidiendo en los toques de platos y cajas, las dos guitarras intercambiándose solos con los de Charlie a la armónica. Una jam de blues de alto octanaje que subió la temperatura del recinto en el que la luz exterior ya había desparecido, dejando que la oscuridad se aliase con el blues.

Y para cerrar su espectáculo, Charlie decidió retrotraerse a su debut discográfico Stand Back y ejecutar un Christo Redemptor que define perfectamente el sonido de su armónica y su aproximación al blues que hemos intentando explicar con anterioridad. Perfecta coda de un concierto que, como hemos apuntado, vivimos como uno de los grandes momentos de la longeva cita de Getxo con el Blues.

Sin duda Musselwhite es uno de los últimos de una extirpe que poco a poco va desapareciendo. Un gran intérprete sureño, filibustero de los juke joints de blues. Nos quedamos con esa emotiva despedida: You’re a beatiful audience. It’s great to play the Blues for you.
La suerte en la noche del sábado estuvo de nuestra parte, no de la tuya , Charlie.
*Autor del texto: Jaime G. López "Desperdicios"
Suena la corriente: "Christo Redemptor" - Charlie Musselwhite

2 comentarios:

  1. Este año me he acercado como desde hace mas de diez que vengo haciendo, y quizas era el año que menos ilusión traía, y salimos flipando, bolo genuino, impresionante, ademas doble, nos encanto, me he hecho fan de este Musselwhite al que apenas conocía, realmente bueno, y banda fantástica también, genial, me alegro mucho de haber terminado acudiendo.
    Gran reseña tío.

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    1. Addison, yo no pude ir, pero por lo contado por Desperdicios y por tí, mereció mucho la pena. Y es que el viejo Memphis Charlie vale por cien armónicas...

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