martes, 19 de febrero de 2013

Jim James
Regions of Light and Sound of God (ATO, 2013)
Continuando la búsqueda


Recuerdo perfectamente cómo llegué a At Dawn (2001), segundo disco de My Morning Jacket. Siguiendo la pista de un artículo que había leído sobre  continuadores espirituales y musicales de Neil Young. Y además del sonido, la música, las melodías de unas canciones redondas, ahí estaba esa voz. Jim James con sus agudos, su reverb, un lo tomas o lo dejas. Sin muchos términos medios. (...)


Evidentemente, fui de los que lo tomó. Retrocedí a The Tennessee Fire (1999) y luego camino adelante, hipnotizado por un tipo que me resultaba enigmático, por letras, por espíritu, por ambiente y por ese algo más que intuías a pesar de que era embarcado en la cubierta de la etiqueta pujante en aquel momento, americana. Y ese algo más es el que fue desgranando poco a poco, incluso con avisos negativos por parte de cierto público y crítica, hasta llegar al espléndido Circuital. En ese camino dejó muchos seguidores, se apropió de otros nuevos, pero siguió por la senda que el deseaba, de espaldas a muchas voces.

Ahora estamos ante su debut en solitario, Regions of light and sound of God. En absoluto sorprendente para quienes hemos seguido junto a él. Su abrazo a la música negroide, su pulsión funk y hasta bailable, estaba más que anunciada. Y ese inicio de piano en State of the art (A.E.I.O.U.), con esa explícita y publicitada referencia a Traffic, va sumando elementos en esa dirección, para desembocar con todo el sentido del groove en Know til now. Y rodeando todo, ritmos pregrabados, sintetizadores, loops, y sin embargo, sabor orgánico. Porque de alguna manera consigue lo que enuncia en la primera: I use my state of the art technology / now, don’t you forget it, it ain’t using me.

Toda esta parafernalia se antoja como revestimiento de lo que podríamos definir como crooner del tiempo actual, igual que Bowie lo fue del suyo. O no suena Dear one a puro duque blanco, incluso en la voz, a pesar de mantener su propia personalidad? Una voz que se convierte de nuevo en el principal instrumento. Y acto seguido vuelve con su facilidad para la creación de preciosas melodías. A new life comienza de manera sensible y desnuda, recordando aquella deliciosa Wonderful (The way I feel), para transformarse en puro sonido pop de los 60. Y no puedo por menos de imaginar a las Shangri-Las revoloteando sobre esos versos o al muro de sonido spectoriano haciendo de las suyas. Y el ligero instrumental Exploding vuelve a incidir en la época dorada del pop, como espléndido y retro muzak de ascensor, lo mismo que los violines que abrazan Actress.

Jim James no esconde sus neuras. Ni musicales ni líricas. Su espiritualidad, entre la duda y la búsqueda, barniza cada verso, y se hace explícita en los sones orientales de All is forgiven para hablar del son of man, was born in Bethlehem, called God o la vuelta a Bowie en God’s love to deliver.

Estos son los caminos que propone Jim James. Continúa su búsqueda y se adentra en terrenos que, tal vez en principio, no nos corresponderían a nosotros. Pero sigue teniendo el magnetismo del autor en su pleno crecimiento. Dónde pondrá sus límites, cuántos kilómetros de la senda abierta podrá recorrer, es otra pregunta que acaso genera más dudas.

Pero bueno, tiene en el Duque un espejo del que sacar ideas. Aunque no creemos que de momento las necesite.

Suena la corriente: "A new life" - Jim James



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