jueves, 19 de abril de 2012

M. Ward
A Wasteland Companion (Merge Records, 2012)
Píldoras de felicidad


Existen muchos elementos para valorar la importancia que para cada persona tiene un disco. Que te guste o no una sucesión de canciones es algo muy subjetivo que depende de ideas preconcebidas, gustos personales, estado de humor o anímico. Cada uno tiene varios baremos para dicha medida. Pero hay uno muy personal que manejo en contadas ocasiones. Las ganas que puedan entrarte de regalar un disco que estás escuchando. (...)


Y esto es lo que me está pasando con A Wasteland Companion. Lo escucho una y otra vez, comienza y termina en sucesión continua, y a cada momento crecen las ganas de regalarlo a mucha gente. Sí, me veo yendo a mi dealer particular y pidiéndole póngame diez rapidito, que estoy que lo tiro. Y con las diez rodajas en la mano, seleccionar diez personas queridas a quien poder hacerles un regalo tan bonito. Porque regalar este disco, a nada que los destinatarios tengan un poco de buen gusto, es regalar una joyita que les va alegrar más de un día.

Nota: por razones obvias, quedan excluidos del posible regalo todos aquellos que están leyendo estas letras. Quien aquí llega ya debería tenerlo

M. Ward se está convirtiendo a pasos agigantados en un compositor por encima de los cánones estilísticos que durante años le hayan marcado. Cierto que sus raíces gospel y country han ido formando su personalidad, y que el folk que ha embadurnado toda su carrera continua presente en cada una de sus obras. Pero las derivaciones hacia otros vericuetos del rock, ya sea esencias del rock’n’roll primigenio, el pop propio de los 60, variaciones puramente glam o ese pop melódico, inocente y casi infantil que ha desarrollado junto a la actriz Zooey Deschanel en She & Him, están presentes de una u otra manera en cada uno de sus últimos discos.

Parecía difícil poder superar las cotas alcanzadas con Hold Time, uno de los mejores trabajos de 2009, pero en este A Wasteland Companion lo consigue con creces, y posiblemente, en consistencia, lo supera. Evidentemente sus obras, a pesar de esa diversidad estilística, tienen el magma que las convierte en proyectos únicos, con una cohesión interna que da engarce a todo el disco. Da igual que sean canciones más estrictamente folk como ese inicial Clean slate (dedicada a Alex Chilton), el corazón country de A wasteland companion, la belleza de There’s a key o esa maravilla preñada de romanticismo y emoción que es Crawl after you. Porque sin romper en ningún momento la línea de flotación, te entrega un Primitive girl propio del caviar discográfico de un Costello, un Me and my shadow capaz de beber en la distorsión, el puro ejercicio soul-pop de Sweetheart, o bien, te enfrenta a una melodía absolutamente arrebatadora como la que domina I get ideas, donde no puedes evitar recordar a esos crooner que poblaron la escena musical americana durante los 50.

De la misma manera que las diferentes líneas por las que discurre el disco no rompen su estructura, los diferentes personajes que le acompañan no lo hacen a modo de inventario. Y por ahí tenemos a su mentor desde sus inicios, Howe Gelb, a su compinche de correrías ultra-pop Zooey Deschanel, a Toby Leaman de Dr. Dog, a Mike Mogis de Bright Eyes y compañero de Ward en Monsters of folk, a John Parish o a Steve Shelley.

Y para terminar, cómo no voy a querer regalar un disco que finaliza con una joya como Pure joy, donde su ángel le devuelve a la luz del día tras la oscuridad.
And it’s joy, honey, pure joy, uh, huh
Suena la corriente: "I get ideas" - M. Ward 



4 comentarios:

  1. Genial disco, desde las dos primeras escuchas pasó a ser de mis preferidos del año. Sin duda ha superado cualquier etiquetaje de raíz indie o americana, Ward está por encima de la media y por encima de la mayoría. Es un genio.
    Saludos

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    1. Esa es su grandeza, Chals. Etiquetar a Ward como cantante indie, folkie, de americana, o de lo que sea, hoy por hoy, es meterlo en una jaula en la que no cabe.
      Un abrazo!

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  2. No veas lo que me puede gustar este pavo...estoy pensando en comprarme el vinilo porque lo merece y además regala el cd dentro, y es porque es de los discos de antes, de los que te apetecía regalar, todavía no puedo reseñarlo porque quiero que emborrache, de momento voy por la cuarta copa por lo que está al caer.Está ya en la cima, en ese momento en que se hacen discos antológicos como Prophet.
    Pure joy! Nos vemos en los Waterboys quedan unos cuantos minutos...nuestra particular semifinal!

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    1. Tú lo has dicho. Es disco de tener en vinilo, de disfrutar con su sonido y melodías, y de regalar a gente especial.

      Y disfruta de Waterboys. Al final no creo que pueda ir.
      Abrazos.

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