jueves, 12 de enero de 2012

NRBQ:
Recordando a Tom Ardolino (1955-2012)

El sueño de todo fan. Ver en directo a una banda que te emociona. Empezar a cartearte con ellos (sin emails, twitters ni facebooks, en 1970 el papel con sellos era el único medio posible), intercambiando gustos musicales e inquietudes. Un día tocan en tu ciudad, el batería no aparece a la hora señalada, y el líder de la banda, sabiendo que el fan número uno, el pesado de las cartas, está entre el público, y que sabe tocar los tambores, te invita a subir y ponerte tras los parches. Cuenta la leyenda que el resto del grupo no se dio cuenta del nuevo batería hasta el segundo tema, cuando vieron los ricitos y la simpática cara llena de satisfacción del fan pesado. (...)



Así es como Tom Ardolino entró a formar parte de NRBQ, y con ellos estuvo durante 20 años. El 6 de enero de este recién comenzado 2012, fallecía, a punto de cumplir 57 años.

Consiguió ser batería de la banda de sus sueños, la banda que en muchas crónicas, artículos y entrevistas aparece etiquetada como la “mejor banda de rock (o de rock de taberna, según los casos) del mundo”. Y sin embargo, para una inmensa mayoría, NRBQ son unos auténticos desconocidos y nunca han disfrutado de éxito comercial, a pesar de haberse formado en 1967. A pesar de haber grabado decenas de espléndidos discos, de haber sido banda de acompañamiento de leyendas como Carl Perkins, de haber sido versionados por gente como Dave Edmunds, Dan Baird, The Long Ryders, The Fabulous Thunderbirds o Yo La Tengo, y a pesar de ser citados como grupo amado por Elvis Costello, Paul McCartney, Keith Richards, John Sebastian o el mismo Dylan.

Su amplitud estilística, desde el rhythm&blues al rockabilly, blues, british pop, jazz, swing, su maestría instrumental, su innato sentido de la improvisación (era difícil predecir un setlist en sus conciertos, disponían de más de 500 canciones y versiones prestas a ser interpretadas según estado anímico del grupo o petición de los fans), la felicidad que transmitían en directo, les hizo convertirse en uno de los casos más arquetípicos de banda de culto sin éxito comercial.

En 1967, el teclista Terry Adams y el guitarrista Steve Ferguson (fallecido también en 2009) dejan atrás las bandas de colegio que habían montado en su Louisville natal para trasladarse a Miami, donde reclutan al cantante Frank Gadler, al batería Tom Staley y al bajista Joey Spampinato para dar origen a la primera encarnación de New Rhythm & Blues Quintet, conocidos desde entonces como NRBQ (posteriormente serían Quartet).

Mudados a New Jersey, graban su homónimo primer LP con Columbia Records, trufado de esplendorosas versiones de Eddie Cochran o Sun Ra entre otros. El disco les abre las puertas para grabar Boppin’ the blues junto a uno de sus ídolos, Carl Perkins.

Tras la marcha de Ferguson (es sustituido a la guitarra por Al Anderson) se producen toda una serie de movimientos, tanto físicos (traslado al Noreste americano) como entre miembros: abandonan Gadler (repartiéndose las voces entre el resto) y Staley, ocupando su lugar Ardolino, tras la anécdota relatada. La formación Adams, Anderson, Spampinato, Ardolino (el NRBQ ya como Quartet) sería estable hasta 1994, y daría los mejores frutos de toda su carrera.

A caballo de todos estos cambios de personal (participan prácticamente todos, tantos los idos como los venidos) graban su primera obra maestra, Scraps (1972), repleta de rocks y pops con un único objetivo: llenar la escucha de emoción, alegría y risas. Es un disco luminoso, propicio para el baile, y en él ya destaca su arrebatador sentido del humor (Who put the garlic in the glue?). De hecho, el humor forma parte del ADN de la banda. Fueron grupo de cabecera durante varias temporadas de Los Simpson, apareciendo tanto en versión animada como interpretando Mayonnaise and Marmalade al final de algún capítulo.

Su siguiente gran obra llegaría en el 78, y aunque por nombre pudiera parecerlo, NRBQ at Yankee Stadium, no es un directo, sino una nueva colección de pelotazos pop capaces de hacer amar esta música para el resto de nuestras vidas.

Sus discos continúan siendo editados por su propio sello, Red Rooster distribuidos por Rounder Records, con una calidad media fuera de toda duda, hasta que en 1987 se dan una nueva oportunidad con un sello mayor, Virgin, y Wild Weekend. Y aquí es donde yo caí en sus garras. Llegué por referencias (había leído en demasiados sitios loar sus excelencias), pero no había podido acceder a sus discos anteriores. Wild Weekend no es su trabajo más alabado por crítica y seguidores, pero el cariño que le tengo a ese jodido vinilo (tenía, pero bueno, esa es otra jodida historia de inundaciones y pérdidas) es de los que no se pasa. Canciones como Little Floater y Boy’s Life son excelentes, y aún me sigo estremeciendo cuando escucho la ternura de This love is true.

Una vez más, el éxito queda relegado al que sentimos en nuestras casas cada vez que escuchamos uno de sus trabajos, pero nada de charts y radio-fórmulas. Vuelven al redil de sellos menores (pero mucho más sabrosos, Rhino Records), y a partir de 1994 comienza la desbandada, ya cansados de ser en boca de pocos una banda fundamental y apenas nada en boca de muchos. Aún así, siguieron sacando discos, principalmente con la banda en manos de Terry Adams, hasta que en 2004, y coincidiendo con su 35º Aniversario, volvieron a juntarse en escena todos y cada unos de los personajes que han alimentado esta historia. Haber estado allí tuvo que ser algo mágico.

Como hemos comentado, a día de hoy es Terry Adams quien mantiene el nombre (ahora ya oficialmente) y acaba de editar Keep this love goin’.

Pero seamos sinceros. La historia ya es. Al menos, la de NRBQ.
Y ahora se ha ido Tom Ardolino.

Esto merece una sonrisa junto a él. Porque seguro que así lo querría.

Suena la corriente: "Don't Knock at My Door" (Scraps, 1972) - NRBQ


2 comentarios:

  1. NRBQ es de esos grupos que siempre es un placer escuchar. Nunca quisieron inventar la "pólvora" pero sus discos han creado una estela que forma parte de las influencias de muchísimas bandas, aunque curiosamente a nivel "público" siguen estando infravalorados.

    Personalmente creo que esta gente no tiene ningún disco flojo, absolutamente todos tienen un encanto especial que crece a cada escucha.

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  2. Totalmente de acuerdo, Pepo.
    Una larga carrera, cuidada y trabajada.
    Gente muy querida.

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