jueves, 23 de septiembre de 2004

No me gusta que me maten

Paseaba por una especie de parque, no tengo muy claro si era al aire libre o cerrado. Había bastante gente, pero tampoco recuerdo si se celebraba algo especial o simplemente era una multitud paseando sus rutinas.

Empezaba a dar vueltas en la cama. Me suelen agobiar las multitudes. Nada importante, problemas míos con la raza humana.

De repente decidí que me marchaba y me dirigí hacia una especie de salida, sin concretar si era una puerta o una desembocadura en una calle de dimensiones grandes.

Me sentía más relajado. Iba hacia espacios más respirables.

Me crucé con un grupo de gente. Estaban como en corro. Y sin saber por qué, les mantuve la mirada. Y algo debí ver. Porque desde ese momento, sabía que estaba en problemas.

Mis movimientos en la cama los imagino más convulsos, a tenor del estado en que estaba el edredón.

Comencé a caminar a paso más rápido, casi corriendo. Instintivamente, subí por una escalera, y decidí esconderme tras el posamanos. Un coche, a buena marcha, se dirigía hacia el lugar donde me encontraba, y pasó bajo la escalera.

Gotas de sudor empezaron a empapar mi frente. Supongo. La almohada estaba mojada.

Me incorporé tras el posamanos, y ya fuera del coche, el grupo con el que me había cruzado antes me miraba desde abajo. No se si en un acto reflejo de una valentía inexistente o de una cobardía suicida, bajé por las escaleras hacia ellos. Este malentendido había que aclararlo. Realmente no tenía ni idea de qué coño es lo que había visto que estuvieran haciendo.

Supongo que el corazón latía más fuerte de lo normal. Intuía que algo iba mal. Muy mal.

A medida que me aproximaba a ellos, sabía que estaba en serios problemas, pero algo me empujaba a seguir de frente. Por otro lado, no había manera de salir corriendo.

Aún ahora mismo, odio no haberme despertado en este preciso instante.

Sin mediar palabra, un tipo con barba rala saca de entre su camisa un periódico y lo pone frente a él. Sé que detrás de esas hojas impresas hay algo. Puedo escuchar el ruido del percutor mientras se levanta.

Bang. Bang.
Joder, vaya estropicio, en todo el estómago.
Estoy muerto.



Suena la corriente: "Bang Bang" - Iggy Pop