viernes, 2 de octubre de 2015

Mud Candies / Noise 'n' Confusion / The Owl Project
Concurso Villa de Bilbao, Bilborock (01/10/2015)
Caramelos, ruido y otros animales


Una banda asturiana y dos vizcaínas las que llenan la noche del ecuador del Concurso Villa de Bilbao en su apartado Pop-Rock. Y uno gusta del detalle de ver la batería sobre el escenario cubierta con un telón negro cuando uno de los grupos participantes no hace uso de ella. Un detalle que, ya sea del equipo de la sala Bilborock, o buscado por la banda, demuestra sensibilidad y gusto escénico. (...)


Y es que el trío bilbaíno Mud Candies sólo tira de guitarra acústica, contrabajo y voces, con acompañamientos varios de ukelele, xilofón, percusión… música fresca para una propuesta con aires aparentemente inocentes: “Mud Candies significa Caramelos de Barro: viendo ‘Los Fruittis’, vieja serie de dibujos animados, vimos que comían caramelos de barro, nos hizo gracia, comenzamos un par de historias sobre ello, y nos pareció que sonaba bien para el grupo”. Vamos, que habrá que olvidar cualquier atisbo de cercanía nominal con Muddy Waters, a pesar de que pasean por ciertas raíces musicales, como el country o el bluegrass, aunque ataviadas con ropajes de swing y guiños incluso a los años 20."Llevamos juntos algo más de año y medio, pero en la música desde hace seis años, pasando por rock’n’roll, grunge, reggae, rumba…, un poquito de todo, hasta que ahora nos hemos torcido hacia el country-bluegrass, aunque no se sabe muy bien lo que es…”. “Ah, ¿esto no era punk?”. Ellos mismos reconocen no ser nada puristas, “hacemos un popurrí de todo lo que nos gusta, y preferimos que vengan a vernos y la gente decida qué es lo que creen que tocamos. Las ideas llegan al local de ensayo y cada uno aporta su rollo. No queremos atarnos, y de hecho, somos un poco como hombres orquesta nosotros mismos”. Y ese picoteo en la música que les gusta es el que buscan “para hacer que los bolos sean dinámicos y entretenidos”, cosa que consiguen sin esfuerzo aparente. Con un disco de cinco canciones recién grabado que esperan que esté en plataformas digitales para principios de noviembre, sueñan con edición en vinilo (“y quién no, sería increíble, el crepitar de la aguja en nuestro disco sería un sueño, cuando saquemos un larga duración tal vez nos plateemos un crowdfunding que nos lo permita”). Su peculiar formato “puede jugar a favor o en contra en el concurso, pero jugará”, y lo que esperan del Villa es “un poco de bombo, que nos dé principalmente carretera”.

También la banda de Gijón Noise ‘n’ Confusion dejan claro su origen nominal: “lo puso un amigo nuestro a raíz de una gira de Oasis que se llamaba ’10 years of noise and confusion’, no tiene más misterio”. Los cinco componentes estables llevan juntos desde 2008, si bien el grupo tiene unos diez años, “pero en aquella época la música era un poco diferente, estábamos más cerca del garage. Ahora tenemos otro sonido, por eso marcamos como fecha desde que estamos los cinco miembros actuales. De alguna manera, al principio había ruido y confusión, y ahora hay menos ruido y sigue habiendo tanta o más confusión, jajaja”. Hoy en día decantan sus habilidades, y no solo en directo, hacia el pop de guitarras, picando aquí del power-pop, allí del rock americano, más allá hasta del jangle australiano, aunque ellos acercan todo a su época de iniciación: “indirectamente, siempre llegas al origen, escuchamos grupos que escucharon a otros grupos, aunque directamente nosotros fuimos más del brit-pop y la música de los 90. Pero también dentro del grupo tenemos referencias diversas ya que algunos somos de generaciones diferentes y alguno bebemos más de los 60, otros más rockeras… al final, todo te nutre”. Tienen claro el que a pesar de que llegue al local una idea muy cruda, “es con los cinco cuando la canción coge la forma que va a demostrar en el disco o en los directos”, y todavía reconocen hostilidades abiertas (es una forma de hablar) respecto al reciente paso del inglés al castellano: “las últimas que compusimos son en castellano, aunque no fue una decisión unánime dentro del grupo, hay dos frentes. En cualquier caso, no fue algo buscado, parecía que sonaban mejor unas letras en castellano, pero no estamos cerrados”. Lo que sí son unánimes son las alabanzas a su grabación junto a Paco Loco en El Puerto de Santa María: “hasta que no grabas una canción no cobra el sentido final, y puede dar incluso giros importantes. Allí en El Puerto nos ocurrió en más de una ocasión, y Paco participó en el cambio”.

Desde Markina-Xemein, The Owl Project explican su fijación por los búhos: “tienen un contexto un poco de psicodelia, un rollo místico, conceptual que describe muy bien lo que queremos hacer con nuestra música, animal enigmático que te sorprende según le vas conociendo, es el ave más rapaz del mundo…”. Así que lo usan hasta en el logotipo, mezclando diferentes perspectivas, y enlazando lo orgánico y lo inorgánico, como ellos mismos, banda con estructura formal de rock pero con importante parafernalia tecnológica y electrónica, y aparentemente no tan dirigida al baile sino a la creación de ambientes, con cercanía a Depeche Mode, a Muse…: “en las canciones nos gusta ese sonido del siglo XXI, con sintetizadores y rollo electrónico, pero no podemos dejar de lado la guitarra eléctrica, buscamos un equilibrio entre esos dos sonidos. El baile no es el objetivo de por sí, sino crear ese ambiente, esa atmósfera que te envuelva, aunque buscamos dinámicas en el concierto, subes y bajas. Eso sí, los que estamos tocando no paramos!!!”. Evidentemente, el contexto épico es algo consustancial a esta música, “aunque nuestras letras tienen un poquito de todo, pero tirando más al tema oscuro, hay que buscarles el mensaje oculto”. Alaban las similitudes que pueden encontrar con su música en Belako, “pero tampoco nos gusta excesivamente fijarnos en qué se hace a nuestro alrededor, somos una simple banda de Markina, aunque sorprenda”.  Un año con la formación actual “nos hace sentirnos muy a gusto, estamos centrados, estables, y es una gozada”, mientras han grabado tres ep’s, los tres con Leta, “y hemos aprendido un móntón, te da una tranquilidad al entrar a grabar tremenda”. Consideran que ya estar entre los 24 semifinalistas es un premio, “pero vamos a seguir nuestro camino. Sabemos que no hacemos música fácilmente escuchable ni consumible, pero esperamos que vaya calando poco a poco”. Hechuras de grupo serio no les faltan, desde luego.




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