jueves, 9 de julio de 2015

T Bone Burnett
El lustro prodigioso 20017-2012 (y Parte II)


* Autor: Jaime G. López "Desperdicios"

(...continúa)

En 2011 le disfrutamos en dos soberbios trabajos. En primer lugar, una vez más recuperaba a un grande como Gregg Allman de su cómoda vida de artista de directo con su banda madre (los Allman Brothers) y su rutinaria residencia anual neoyorquina en el Beacon Theater con Low Country Blues. (...)

El rubio de Macon recreaba con maestría algunos de sus blues preferidos, desde Devil got my woman (Skip James), I Can't Be Satisfied (Muddy Waters) a Please Accept My Love (B.B. King), junto a temas originales como Just Another Rider (con todo el sabor de un clásico de los Hermanos Allman) o adaptaciones del propio Allman de blues tradicionales como Rolling Stone o I Believe I'll Go Back Home. De nuevo el equipo médico habitual con Jay Bellerose y T Bone Burnett secundados por otro gran e histórico teclista (como Gregg), el Dr. John y una sección de vientos y coros para los temas más desenfrenados como Blind Man, Please Accept My Love o Tears, Tears, Tears. Y quizás por la presencia de los mismos o ser Allman un veterano con las ideas muy claras haciendo un homenaje a la música que más ama, el viejo blues, a priori no está tan presente el sonido Burnett que comentábamos en discos anteriores, lo que no quita para que a buen seguro él sea el conseguidor de las sonoridades que recoge este gran trabajo. Aunque puede que aunque no imponga sus sonoridades Burnett, sí que ejerce de poderoso productor multiplicando las virtudes de este trabajo de Gregg.

El segundo era la cuasi recuperación de Steve Earle en su trabajo I'll Never Get Out Of This World Alive (2011), cuyo título homenajeaba un clásico del pionero Hank Williams que él mismo se encargó de cumplir a rajatabla. Además, el propio Earle desarrollaría en un proyecto paralelo su primera novela bajo el mismo título en una suerte de ejercicio de  crudo realismo mágico y con el fantasma de Hank sobrevolando sus disfrutables páginas. En cuanto al trabajo discográfico, como decíamos, mostraba cierta recuperación artística del bueno de Earle, que había acusado su mudanza a la ciudad de NY y la felicidad conyugal con su entonces pareja, la cantante Allison Moorer. Las intimistas God is God y I am a Wanderer fueron escritas para Joan Baez, This City formó parte de la banda sonora de la estupenda serie Treme, donde él fue uno de los personajes corales que poblaban la devastada Nueva Orleans. Burnett supo sacar el sonido más orgánicamente hillbilly de Erale en Molly-O, Gulf of Mexico o Little Emperor. Con todo, es un disco que rezuma mas sonoridades características de Earle que de Burnett, así que como en el caso anterior su labor de producción fue menos intrusiva.

Aquel año lo terminaría encargándose de la segunda producción musical del actor Jeff Bridges, un disco homónimo en el que recuperaba el pulso tras poner la voz en la exitosa BSO de la película Crazy Heart (2009).

Y llegamos a 2012 donde T Bone vuelve a ponerse tras los controles para enfrentarse al trabajo de dos mujeres en las antípodas. Por un lado, siguiendo su labor de productor de los hijos de las grandes estrellas, se hace cargo del discreto Storm & Grace  de Lisa Marie Presley, que al menos en lo musical está muy por encima de sus anteriores incursiones musicales, algo hará que su más reciente marido sea un reputado instrumentista. 

Y por otro lado, y siguiendo con esta faceta de trabajar con los familiares de sus amigos, se hizo cargo de un proyecto que a priori hubiera puesto sobre alerta a cualquiera. Hacerse cargo del nuevo trabajo de la esposísima de Costello, la diva jazz Diana Krall. Desde la portada de Glad Rag Doll asomaba una insinuante Krall enseñando carne. La verdad es que todo echaba para atrás, como trabajo puramente alimenticio o favor debido al amigo. Pero, curiosos que somos y con el balance positivo que llevábamos, nos pudo la curiosidad, junto a las facilidades de acceso de estos tiempos, claro. Me creerán si les digo que el resultado nos convenció. Y a pesar de que el inicio del disco hacía presagiar un insulso ejercicio de piano jazz femenino de vetustos temas de los años 20 y 30. Ya en el segundo tema, There Ain't No Sweet Man That's Worth the Salt of My Tears, con el cruce de guitarras entre Ribot y Burnett, entramos en territorio conocido y placentero. En realidad, un cruce entre el mundo de la Krall y el de T Bone que da resultados curiosos.  Como en I'm a Little Mixed Up, con esos aires circenses cincelados entre la batería de Bellerose y el contrabajo con su aportación rítmica de slap, todo ello con la reverberación marca de la casa. O el blues after hours Here Lies Love. O en la revisión de Lonely Avenue de Doc Pomus que suena salida de los trabajos de Gregg Allman o el de Jakob Dylan que reseñábamos anteriormente, por las sonoridades atmosféricas.    

Y después de estos cinco años de hiperactividad, lo cierto es que el bueno de Burnett ha bajado el pistón, haciéndose cargo de las bandas sonoras de Inside Llewyn Davis o la primera temporada de True Detective, también se ha hecho cargo de dirigir el proyecto The New Basement Tapes, en el que el supergrupo formado por Elvis Costello, Rhiannon Giddens, Taylor Goldsmith, Jim James y Marcus Mumford recuperaba inéditos dylanianos de la etapa de las Cintas del Sótano, cruzando su camino una vez más con su mentor.

Ha pasado mucho tiempo desde la era de los grandes productores, de Sam Phillips a Phil Spector. Su papel se ha diluido, no parece ser un valor al alza. Solo un pequeño número de ellos parece ser utilizado por las mismas súper estrellas con resultados nefastos en muchos casos. Sinceramente, y esto ya es una cuestión personal, pero de sus pares, como puedan ser Daniel Lanois o Rick Rubin, nos quedamos y por mucho con Burnett.

Suena la corriente: "Just another rider" - Gregg Allman








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