jueves, 12 de diciembre de 2013

The 101'ers
Ferreterías andaluzas, Joe Strummer y el Cabo de Gata


Se puede escribir algo (uno sigue sintiendo un tremendo pudor a usar las palabras artículo o escrito, y aversión a la voz inglesa post) sobre un grupo que apenas tuvo dos años de vida, realizó unos cuantos conciertos y se separó sin haber publicado aún nada oficialmente? Parece un nimio bagaje para merecer atención, aunque todos sabemos de casos similares que luego devinieron en culto. (...)



Es muy posible que The 101’ers vivan exclusivamente de la personalidad de uno de sus componentes, convertido posteriormente en piedra de toque del punk-rock.

Sí, más allá de que Joe Strummer fuera el guitarrista, cantante y principal compositor de The 101’ers, sí podemos y debemos escribir sobre ellos. Porque en el Río somos machaconamente repetitivos acerca del valor de las canciones. Y por muy mísera que pueda parecer su producción en cantidad, el mero hecho de haber compuesto Keys to your heart ya es valor más que suficiente para sobrepasar en importancia a grupos con amplias producciones en su historial. La canción de marras fue publicada por Chiswick Records semanas después de que en junio de 1976 los 101’ers hubieran dejado de existir y The Clash ya fueran una entidad. Pero contiene todos los elementos que hicieron del pub-rock algo más que mero sudor en el corazón de unos cuantos, por minoritarios que seamos. Keys to your heart, cabalgando sobre un sencillo riff de guitarra, contiene la urgencia de la juventud que sólo desea olvidar el sinsabor de la semana bebiendo como si fuera la última vez un viernes por la noche y escuchando buenos pelotazos de pop. Porque con un intermedio casi recitado, el estribillo es simplemente imbatible, una de esas joyas que parecen celebrar la vida a fuerza de arreones de energía, y que si la escuchamos atentamente, ya presagia alguno de los temas que hicieron grandes a The Clash. Antes de la publicación, allá por 1974, Joe Strummer había juntado sus fuerzas con unos tipos mayores que él, más curtidos musicalmente: el guitarrista Clive Timperley, el bajista Dan Kelleher y el batería Richard Dudanski, al menos como formación estable, con varias incorporaciones y salidas anteriores, y con ayudas de saxos y violines. Su reducto natural era el circuito de pubs británicos que acogía a grupos como Dr. Feelgood, que basaban sus credenciales en la oscuridad del rhythm & blues más cervecero, y cuya actitud beligerante fue el pistoletazo de salida para el nacimiento del punk. Actuaron varias veces con los Sex Pistols, y fue ahí cuando Strummer comprendió que quería formar parte de esa nueva hornada de jóvenes airados.

Ya cuando los Clash tenían un nombre, los ojos de muchos volvieron a los orígenes, y el propio Strummer permitió la publicación de un recopilatorio, dirigido por Dudanski, que ofreciera demos, ensayos y actuaciones en vivo, que sirviera de póstumo legado, y que se llamó Elgin Avenue Breakdown. Posteriormente, fue reeditado con el añadido nominal de Revisited, de nuevo con Dudanski y la ya viuda de Strummer, Lucinda Tait, a los mandos. Y aquí disfrutamos de todas esa influencias que confirmaban la personalidad del Clash, del rock’n’roll de raíz clásica de Letsagetabitrockin’, la rítmica Silent Telephone, la californiana Surf City, o versiones en vivo de clásicos, como la brutal y rockista lectura del Shake your hips de Slim Harpo, el Maybelline, el Too Much Monkey Business o esa tremenda revisión durante ocho minutos del Gloria.

Lo suyo era la esencia de gente como los mencionados Feelgood, o los inolvidables Ducks Deluxe o su cercanía emocional a Eddie & The Hot Rods. Lo suyo era simplemente sudoroso rock’n’roll.

Este pasado verano, las vacaciones nos llevaron a Ella y a mí a pasear por los desérticos páramos que rodean el Cabo de Gata, a retozar en playas y calas que pueden hacer más llevadera la jodienda diaria, y a buscar, aunque sea de soslayo (que no lo fue), la huella de Strummer por la zona. De aperitivo y de postre, el visionado del documental Quiero tener una ferretería en Andalucía, que plasma en espléndidas imágenes y entrevistas las correrías andaluzas de Strummer por Granada y Almería. Anécdotas impagables, como la grabación del spaguetti-western Straight to hell, de Alex Cox, en el desierto de Tabernas, con la génesis de la canción Fiesta de The Pogues. Y por ahí anda el bueno de Dudanski, hablando de su viejo amigo y sus vidas juntas en tierras de Almería.

Y si mientras conduces por carreteras áridas con la mejor compañía que yo pueda tener, suena en el coche Keys to your heart, uno, sin que sirva de precedente, se siente puntualmente vivo. Y ya puede tirar adelante el resto del año.

Suena la corriente: "Keys to your heart" - The 101'ers



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