martes, 4 de junio de 2013

Mikal Cronin
MCII (Merge Records, 2013)
El placer del fuzz-pop


No es algo que podamos denominar como una sorpresa. Ya intuíamos que el compañero esencial de Ty Segall, el camarada con el que comparte discos, banda y carretera, Mikal Cronin, tenía algo más que un corazón lleno de rabia y urgencia empapuzado de garage y psicodelia. Y la prueba es esta deliciosa joya de auténtico chicle power-pop. (...)


Y es que estos dos personajes, Segall y Cronin, embarcados en la glotonería editorial del primero, ya no solo parecen querer mantener el camino que dejó a medio andar el bueno de Jay Reatard. Jugando partidas distintas pero con manos de cartas similares, se han propuesto abrir senderos que quedaron cerrados, y poco a poco expandir sus artes hacia caminos más que secundarios.

MCII es el segundo disco en solitario de Cronin, un tipo que ama su California natal y que participa de muchos de los lugares comunes de la zona: el surf, la playa, el sol, y esa cadencia tan propia por los sonidos angostos vadeando el garage y la psicodelia. Pero California es también la otra cuna del pop, el que bebe directamente de la esencia inglesa de los 60. Dos lugares, el binomio Liverpool - Londres y California, en los que la melodía es capaz de campar a sus anchas. Y en MCII podemos saborear esencias de Lennon-McCartney de la misma manera que palpamos la sabrosa energía que generaron The Nerves, más escorados hacia las canciones de Jack Lee. Pero todo ello sin perder de vista los sonidos que pervirtieron su juventud. Nacido en 1985, y precoz como lo son todos estos nuevos guerrilleros, no podía faltar la suciedad sonora que impregnó los 90 del grunge. Cronin, que vivió una época en Portland, Oregon, no oculta su amor por Nirvana, especialmente su primer Bleach y último In Utero.

Así que el juego que propone en MCII es esencialmente eso: puro power-pop. El poder de las guitarras plenas de fuzz, de distorsión, enfrentadas directamente a la caricia de las acústicas, y todo ello empaquetado en un surtido de melodías en las que el pop muestra la sensibilidad del autor. Haciéndose cargo de todos los instrumentos, con la ayuda puntual de alguna guitarra por parte de Segall y los violines que ya K. Dylan Edrich prestó a The Oh Sees, sabe poner el contrapunto del piano en la preciosa Am I wrong, donde establece esa continua duda en sí mismo que planea por buena parte del disco. Duda que debería resolverse de inmediato ante canciones como Weight, la saltarina Shout it out, un Change por el que Redd Kross hubieran perdido el alma, o melodías brillantes y absorbentes como las de I’m done running from you. Sabe sosegarse en la espléndida Peace of mind, demostrando que no precisa del fuzz para que el chicle pegue, la desnuda y austera Don’t let me go, en la que su habitual falsete trae ecos del folk nostálgico o el cierre con Piano Mantra, a modo de eso mismo, un mantra, una suite dulce y delicada que al final es capaz de explotar en feedback desbocado.

Si el año pasado la vuelta de Redd Kross endulzó de goma nuestro verano, este año, en el hipotético caso de que el calor llegue en algún momento, sabemos que la gota gorda nos la va a hacer sudar el artefacto de Cronin.

Y cómo la vamos a gozar.
*Apoya la música. Compra el disco en Merge Records o en tu tienda habitual
Suena la corriente: "Shout it out" - Mikal Cronin



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