lunes, 26 de noviembre de 2012

The Jim Jones Revue
Kafe Antzokia, Bilbao (24/11/2012)
La misa negra del reverendo


Ave María Purísima.
Sin pecado concebida. Confiesa tus pecados, hijo.

Padre, me acuso de haberme dejado llevar del egoísmo masturbándome, de no haber honrado como se merecen a mis padres, familia y amigos, de no haber guardado las fiestas y de tener ciertas desviaciones.

Ciertas desviaciones? (...)


Mire, es que me gusta la suciedad, la frenopatía rítmica, la mandanga con sustancia, la mierda. Es que me gustan The Jim Jones Revue.

Y me gustan en disco, y más en directo. Decía yo ayer que hubo una época en que el rock’n’roll era salvaje, frenético y peligroso. Fueron tiempos de pioneros que llevaban el vicio en sus cuerpos, negracos como Chuck Berry o Little Richard, blanquitos como Jerry Lee Lewis, psicópatas posteriores como Hasil Adkins, todo el garage subterráneo, y tiempo después, la energía desbordada de la ciudad del motor y la angustia descarada del punk. Sí, un tiempo el rock fue algo pecaminoso, algo que era capaz de retorcer fibras internas, y siempre, o casi siempre, ha habido gente que ha mantenido esa llama de locura.

Y el tal Jones lo hace?
Sí, el reverendo Jones está en ese momento en que si dice déjalo todo y sígueme, lo hago. Es un jodido bastardo, que ya en la época de Thee Hypnotics sabía entregar un algo que resultaba arrebatador. Y ahora, con los años, ha aprendido a canalizar toda esa fuerza y hacerla explotar en escena. Cierto que su homilía se reconcentra en su nuevo The savage heart y eso hace que tal vez el galope sónico no sea tan desbocado, pero en ningún momento pierde la vitamina supurada. Aunque claro, decir que la cosa se contiene cuando comienza la misa con Where da money go? y Never let you go es como decir una estupidez.

Intercalar las piezas de su nueva biblia con petardos auditivos como Shoot first, Burning your house down o Killin’ spree es mantener un discurso homogéneo. Porque sus acólitos están en forma, él está en forma, cantando, moviéndose, tocando la guitarra, llevando a la feligresía donde desea. Por eso, porque tal vez atraviesan como grupo el momento más lúcido desde que tienen existencia, son capaces de sacar adelante 7 times around the sun únicamente con la ayuda de batería, piano, la voz de Jones y las palmas, coros y bailes apenas enunciados de Rupert Orton y Gavin Jay. Y ese piano tiene presencia malsana durante la casi hora y media, conteniendo el sudor en It’s gotta be about me y explotando en diluvio de gotas en Rock N Roll Psychosis

Hijo, tan peligroso es? Arrastra mucha gente?
Padre, tengo que reconocer que, con una sala casi llena, es como si todos, guiados por la chulería del reverendo, suficientemente fina y encarada como para no ser patética, es como si todos, público y banda, nos hubiéramos ido de putas y putos, y lo hubiéramos gozado.

Pues la verdad, no sé que penitencia ponerte.
No me la ponga, que yo me quedo tan a gusto en este infierno.
Ya le he dicho, mis grandes desviaciones.

*Fotos: Txetxu Muñoz Salcedo (thanks, man) y Red River

Suena la corriente: "Where da money go?" - The Jim Jones Revue



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