lunes, 24 de septiembre de 2012

Arizona Baby / Capsula
Art After Dark - Guggenheim, Bilbao (21/09/2012)
El rock también es arte


Ahora que según los pronósticos, Bob Dylan y Haruki Murakami vuelven a ser los máximos favoritos para el Nobel de literatura, y que nosotros aún seguimos enfrascados en las esencias del Tempest y que este verano nos hemos tragado 1Q84, con lo que nos sentimos una crisálida, podemos decirlo bien alto: en Río Rojo creo que empezamos a ser chicos modernos. Vamos, que estamos a la última. Aunque eso sí, a ratos asoma por entre la botonadura de la camisa el pelopecho del rockero sin gafas. Y es que ser trending topic es muy sufrido. (...)


Por eso, y entre las varias opciones musicales que se presentaban el viernes en Bilbao, optamos por la que potenciaría más nuestra imagen de moda, el evento que bajo el nombre de Art After Dark – Special Edition se celebraba en el Guggenheim. Eso, y, por un lado, porque la buena gente del Fever merece recompensa a sus esfuerzos, y por el otro, porque actuaban dos bandas que desde hace tiempo nos tienen tocada la tecla. Obviando las sesiones de electrónica que se celebraban en el interior del museo, y prefiriendo las de rock a cargo de Chema Rey y Javier Vielba, sobre el techo del autobús de Red Bull de la explanada exterior descargaban sus trastos Capsula y Arizona Baby.

Capsula continúan su carrera en pos de la esencia sónica. Los argentinos (el bilbaíno nace donde quiere) Martín y Coni, junto a Natxo y la ayuda de Nöe a ciertas bases y percusiones, hacen saltar chispas de cualquier altavoz al que acoplen sus instrumentos. Su paseo ruidoso entre los caminos marcados por Sonic Youth y el garage más sucio siempre es electrizante. Dejando casi de lado su esplendorosa revisión del Ziggy Stardust, se centraron en sus dos últimos trabajos, Rising Mountains e In the land of silver souls, con recuerdo para el Songs & Circuits con la soberbia Voices underground. Siempre seremos más proclives a valorar su alma garagera, y es que canciones como Hit’n’Miss lo tienen todo. Fuerza, garra y melodía. Y como en ellos es habitual, saben hacer totalmente suyas sus influencias: Suffragette city siempre será una gran canción en manos de quien esté, pero Capsula saben dotarla de ese halo de inmundicia que tanto nos gusta, y el Run, run, run de la Velvet les permite seguir tocando la tecla que nos engancha.

Y teníamos enormes ganas de ver de nuevo a Arizona Baby. El perfil pucelano de Corizonas volvía para anticipar su nuevo mini-lp, The truth, the whole truth and nothing but the truth, que estará en la calle en octubre, y que abunda en las esencias americanas que fluyen por sus venas. Como anunció Javier Vielba (El Meister), era una prueba de fuego para ellos, por novedad. Y porque estrenaban nuevo batería. Y porque tal vez el techo del autobús no era el mejor lugar para su música de sudor y campo. Son de escenario próximo, de calor de bar, de confraternización con el bebedor que tengan delante. Porque no cabe duda que las tablas que ha cogido Javier en Corizonas le convierten en uno de los front-man más impactantes del panorama rock, ya sea con el sonido musculoso de aquéllos o con los aromas más íntimos de Arizona Baby. Pero a pesar de todo, las acústicas de Javier y Rubén pasan la prueba. Admiro a la gente que te saben llenar los sonidos de un concierto de rock simplemente con dos viejas guitarras acústicas. Pocos lo consiguen. Elliott Murphy y Olivier Durand lo han hecho en muchas ocasiones. Sales de verles a los dos solos en escena y no albergas dudas de haber asistido a una sesión de rock’n’roll plena. Arizona Baby van por el mismo camino, por largo que sea éste.

Eso son tablas y amor por lo que hacen. El insospechado éxito de Shiralee les abrió las puertas, pero ellos no se lo creen tanto. Como bien dicen, en la radio echan muchas canciones, pero lo que se necesita es poner canciones. Sutil diferencia.
Y si de sus amores quedan referencias en el Runaway de Del Shannon o el incombustible Lucille, qué decir de esa versión con puro ambiente campestre de una joya pop y aparentemente tan alejada de sus postulados como es The model de Kraftwerk. Las grandes canciones siempre ganan en manos de gente que las quiere.

Suena la corriente: "Shiralee" - Arizona Baby



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