sábado, 15 de septiembre de 2007

Caballos locos y trenes muertos

Pues eso. Una banda. Un grupo de amigos. Young se junta con ellos y no son más que colegas, como tú y yo cuando nos juntamos a escuchar música. Pero cuando Young no está con ellos, siguen siendo eso, un grupo de amigos que ejecuta lo que sabe, lo que siente, más desde el punto de vista del fan que del creador.(...)




Y Crazy Horse aplicaban esa filosofía a todo lo que hacían. Siempre estarán bajo el manto protector de Neil Young, un manto tan grande que cada día cubre más y más lugares y etapas de toda esta historia. Pero tenían savia propia. Ya lo creo.

Danny Whitten, Billy Talbot y Ralph Molina se pasearon como Danny & The Memories primero y The Rockets después antes de convertirse en Crazy Horse. Daban rienda suelta a su amor por el blues, el rock de guitarras sucias y arrastradas, la psicodelia, bandas como Buffalo Springfield, The Byrds, The Band, todo el garage de los 60’s, eran sus referentes vitales.

Cuando conocieron a Neil Young encontraron un contrapunto perfecto a todo aquello que estaban tratando de expresar. Que pasaran a ser su banda de apoyo era algo natural. Pero su primer disco en solitario, Crazy Horse, es una de esas joyas con entidad propia que brillará tanto como las de su mentor, acompañados por Nils Lofgren, Jack Nitzsche (omnipresente en mucho de lo bueno que se coció durante los 60 y 70), Ry Cooder y más amigos.

El ser humano quiere todo aquello que sueña. Aunque el sueño sea inalcanzable. Whitten usó el rock y la heroína para conseguirlo. Y perdió. Young le cantó The Needle and the damage done y el continuo goteo de presencias truncadas entre su gente más cercana aceleró su periodo negro, que explotó con toda su intensidad en Tonight’s the night, uno de los discos más impresionantes que se haya grabado nunca.

"Poncho" Sampedro completó de nuevo el triángulo loco, y aún manteniendo su identidad propia, se volcaron más que nunca, hasta hoy, en ser la perfecta máquina que engrasa las articulaciones de Young.

Por eso decía yo ayer "un grupo de rock".

Hoy apago la tele, tiro el periódico, me río de los bancos que ahora sudan, de las fotos quemadas, de esa empresa de la nueva economía montada por esos McCann.
Y los altavoces escupen trenes muertos. Siempre serán mejores que lo que me ofrecen aquéllos.


Suena la corriente: "Gone dead train" - Crazy Horse