viernes, 1 de septiembre de 2006

Aún no llueve en Santiago

Cuando vuelva ya casi habrá llegado el invierno. Aquí, estoy en él. Dice la radio que diluvia en Viña del Mar. Dice que en dos horas llegará a Santiago. Dice que no importa, que igual hay que salir. Paseo sin intención de conocer. Sólo por estirar las piernas. Hace frío. Tengo frío. Pero no llueve, aún.

Acurrucado en la habitación del hotel. Venciendo al sueño, que habrá de vencer cuando yo diga. Las luces en penumbra, y el viejo Dylan sonando, susurrando. Tiempos modernos. Ojalá los tiempos modernos fueran como él los rasga. Es lija que acaricia. Es lo único que hoy puedo escuchar. Una y otra vez. (...)


Mi disfraz de feriante una vez más. Ver de nuevo caras (de otros feriantes) que viven a 300 kilómetros de mí, pero que únicamente he conocido a este lado del charco. Habrá tragos y pisco. Pero hoy prefiero esta poca luz y estos grandes sonidos. Y la habitación con olor a tabaco.

Sabes? Querría estar en el Azkena.
Te tengo muy lejos, pero te siento al lado.
La chilena lloraba perdida en el aeropuerto de Buenos Aires. Me quiso invitar a la cabaña que comparte con su marido en el campo. Tenía que haberme ido.
Los agricultores paraguayos (muy humildes, tan humildes, demasiado humildes) viajaban a Cuba. Su primer avión y su primer viaje. Comerán yogur con el viejo en el hospital? Tenía que haberles guiado.
El viejo de Duluth en los cascos. Me suena triste. Y no sé si lo estará. Tenía que haberle entendido.

Sabes? Diluvia en Valparaíso.
Pero no en Santiago.
Aún.


Suena la corriente: "Modern times" - Bob Dylan

Navegado en Santiago de Chile.

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