martes, 5 de abril de 2005

En campaña electoral

Sarpullidos me salen, oiga, cada vez que escucho alguno de los nombres que suenan como papables. Yo que creía que ya me había quitado de encima el dolor de muelas que siempre me había producido mi querido Rouco Varela, como para que ahora pudiera ser él el elegido.

Creo sinceramente que los cardenales votantes deberían instalar una especie de panel, detrás del cuál guarecerse, y hacer enseñar por debajo la patita de los máximos candidatos. Más o menos como en el cuento.

¿Lobo o cordero? ¿Qué indica ésta? ¿Continuidad? (¿pasará de juan pablo segundo te quiere todo el mundo a juan pablo tercero te quiere el mundo entero?) ¿Cambio radical? (¿qué demonios, perdón, rima con pablo séptimo o juan veinticuatro?).

Eso sí, Roma capital del mundo, bares, restaurantes y hoteles suben los precios, el martillito de plata golpeando la frente y el anillo ("un anillo para gobernarlos a todos…"), el baldaquino de Bernini acompaña el lecho de muerte, los fieles quieren ver y honrar el cadáver, todo el mundo sabe (sabía) lo que era un camarlengo, el papa mediático televisó su muerte en directo, los medios sudan de placer, Wojtyla Superstar, unos dicen que era nuestro y no vuestro, destacan lo que les interesa y refutan (o simplemente obvian) lo que no, y yo, como casi siempre, me escudo en mis cosas.

El caso es que tampoco entiendo mucho para qué dedico tiempo a estos temas mundanos (porque no nos engañemos, éstas son cosas entre humanos, por mucho que algunos miren hacia arriba).

Pero claro, la presión mediática a la que se encuentra uno sometido causa sus deseados frutos. Y eso que mi equipo de música este fin de semana ha tenido trabajo extra.

Por cierto, ¿va a haber campaña electoral?



Suena la corriente: "Sound stage live" - Tom Petty & The Heartbreakers