lunes, 22 de diciembre de 2003

Va de bodas



Pues resulta que estos últimos días ha habido alguna que otra boda de postín. Ya, de la que más he leído ha sido la de Gwyneth Paltrow con el cantante de Coldplay, Chris Martin. Pero la que más me interesaba era la que han celebrado uno de mis iconos de juventud, Elvis Costello, con la cantante de jazz Diana Krall.

Esto de las bodas entre famosos supongo que viene a ser como cuando cualquier hijo de vecino se casa con su compañera de trabajo, pero a lo bestia. Porque en este caso no hay ajuar o plan de pensiones que aportar, sino fama y dinero (aunque según en qué casos). Y en muchas ocasiones, queda un tufillo de intereses creados que bien sirvan para relanzar tal o cual carrera.

No parece el caso de la Krall y el Costello. Ambos son artistas de prestigio reconocido y públicos a priori no influenciables por el boato y glamour de este tipo de enlaces. Cierto que Diana Krall es actualmente más una cantante de estándares para todos los públicos que la rubia de oro del jazz femenino que fue hace unos años. Pero el juntarse con Elvis Costello no parece que le reporte tirón popular, ya que éste es más bien autor de minorías.

Lejos quedan sus joyas pop de principios de los 80, cuando junto a The Attractions sembró de ritmos contagiosos cada uno de sus discos. Pero pronto empezó a flirtear con el country e incluso la música clásica.

Hace unos meses veía la luz su último disco, "North", perfecto artefacto para noches de melancolía e insomnio un sábado cualquiera, repleto de regusto jazzístico. Será que la influencia de su amada se ha dejado notar.

¡Y es que cuando el amor triunfa, no hay barrera estilística que resista su empuje!!!!
¡Jesús, cómo es esto de los arrumacos!


Suena la corriente: "The very best of" - Elvis Costello