lunes, 1 de diciembre de 2003

Tiempos de Rock'n'Roll


Compré mi primera revista musical con 15 años. Un número de Popular 1. En el colegio, un compañero me dijo que me dejara de tonterías, y leyera Vibraciones. Y entonces caí en la tela de araña de toda aquélla gente. Gente que no sólo escribía sobre tal o cual grupo, que no solo se limitaba a criticar un disco, un concierto. Ponían algo de su vida en cada artículo, enlazaban directamente con el llamado nuevo periodismo americano, venían a ser una versión particular de todas aquéllas plumas que hicieron grande a la revista Rolling Stone (no tiene nada que ver con lo que es actualmente).
Vibraciones entró en crisis. Ya no salía al principio de cada mes, sino al final. La ansiedad que provocaba era total. Y entonces apareció Rock Ezpecial. Terrible título para una revista que se puso al día, dando cabida a todo lo que de bueno estaba dando el panorama nacional de los primeros 80. Pero como iniciativa demasiado ecléctica, terminó convirtiéndose en un batiburrillo de excesivas tendencias.

Y aun recuerdo un sábado, acercándome al kiosko, y descubriendo el número 0 de una revista de nombre evocador, Ruta 66, y descripción arrebatadora: Tiempos de Rock’n’Roll. Y ahí estaban todos, Ignacio Juliá, Jaime Gonzalo, Diego Manrique (al menos creo que en los primeros números), Oriol Llopis (cuánto echo de menos leerte, ¿dónde estás?).
Bien, habían decidido ser intransigentes, radicales, incluso sectarios, y centrarse en el rock que les gustaba. ¿Y qué tiene eso de malo? Creo en la especialización como base de todas las cosas hechas con el corazón.

Y durante muchos números, el Ruta fue mi alimento mensual, espiritual. Pero la vida da muchas vueltas, y me fui a vivir a Sudamérica. Y supongo que fue impagable el ver a mi madre ir todos los meses al kiosko a comprar el Ruta. Pero se me acumulaban y ya no los leía. Y uno se va haciendo mayor, y lo va dejando, dejando, dejando,…

Ahora, con varios años más, aún me produce una melancolía inmensa recordar aquéllos tiempos, aquéllas letras escritas con el desgarro de un puñetazo, que tantas veces me hicieron soñar, que tantas veces me incitaron a escapar, a no dejarme atrapar por la rutina de un sistema que tarde o temprano nos aliena.

Este mes de Diciembre, Ruta 66 cumple su número 200. Ahí siguen, igual de sectarios que siempre, igual de chulos que siempre, igual de maravillosos que siempre. No creo que nadie hubiera apostado un duro de los de antaño por el hecho de verles celebrando tal acontecimiento en pleno siglo XXI.

Me gusta creer (igual sólo soy yo el que lo cree) que aún me queda un puntito de rebeldía, que no soy un robot más de esta sociedad. Y ellos han tenido algo que ver en ello. Gracias y enhorabuena, chicos!!!!


Suena la corriente: "Easy Rider" (B.S.O.)