lunes, 30 de junio de 2014

Dani Merino y Los Jeremías Johnson
Escuela de Música Andrés Isasi, Getxo (27/06/2014)
¿Un hombre de provecho?


*Autor: Jaime G. López "Desperdicios"

El viernes, Dani Merino oficiaba en Getxo, junto a los Jeremías Johnson y unos cuantos y notables amigos, una suerte de revisión de sus cuatro trabajos en solitario. Se respiraba el ambiente de las grandes ocasiones unido a cierta sensación de cierre de ciclo o etapa. No lo sabemos con certeza, pero lo intuimos. Cierto es que los tiempos no son los mejores para propuestas de corte intimista y gran calidad musical, pero al final se trata de una carrera de fondo en la que la experiencia y el legado acaban siendo el mayor premio junto al reconocimiento, al menos de aquellos que disfrutamos de la música como algo más que para rellenar los silencios. (...)


Hay que destacar primero la elección del lugar, la Escuela de Música Andrés Isasi de Getxo, un pequeño y antiguo teatro que por un lado ofrece unas condiciones acústicas inmejorables (como se demostró tanto en la parte minimalista y acústica como en la eléctrica) y por otro un entorno con mucho encanto para disfrutar de una cita como ésta, al no tratarse de un envarado y lujoso recinto. Un acierto hacerlo en ese lugar en vez de haberlo realizado en una de las salas más habituales del circuito, la ocasión era especial y es en detalles como éste cuando se demuestra. Y así lo debió entender el público que llenó el recinto. Además, la actuación fue grabada y filmada de cara a la edición de un disco y DVD, así que la elección no era casual.

Abrió el concierto en solitario Dani, parapetado tras su acústica y armónica, elegante con una de sus características camisas estampadas con motivos florales. Fue desgranando temas de sus cuatro trabajos: Aventuras en la gran ciudad, Malos tragos, Otra vida y El placer de no hacer nada. Así cayeron versiones desnudas de La otra vida, En la oscuridad o su proto-hit iniciático Písale a Fondo. Sentado ante un impresionante piano de cola, situado en una esquina del escenario que llegó a quedar pequeño para la banda, invitados e instrumentos, interpretó Si volviera a nacer. Y como cierre de este primer set acústico e intimista interpretó junto al asturiano Alfredo Gonzalez al piano Viento Sur.

Y tras la aparición del primer invitado, salía a escena la banda para empezar el set eléctrico de la velada. Cierto es que una propuesta como la de Dani Merino está muy basada en la calidad de las letras, en los aspectos autobiográficos de las mismas, las reflexiones vitales, etc…, todo visto desde el prisma muy personal del autor. Ello lleva a obviar muchas veces en las reseñas de discos o actuaciones a la banda de acompañamiento y la calidad de sus ejecuciones y arreglos en pro del líder. Por ello queremos aprovechar esta ocasión para referirnos a la estupenda colección de músicos que acompañan a Dani en el escenario. Por un lado, los hermanos Josu y Gorka Aguinaga, sin cuyas armonías vocales no se entendería una parte muy importante de su propuesta y, por otro lado, la labor de la dinámica base rítmica que forman Daniel Gutierrez y Eduardo Landeta, capaz de cabalgar al trote sobre los característicos medios tiempos de este repertorio o elevar el ritmo cuando así se requiere. La última incorporación al clan de forajidos ha sido la de Carlos Uribe a la acústica, un gran acierto como se vio el viernes, ya que su constante rasgueo reforzó el carácter acústico de la propuesta mientras el líder amplió sus aportaciones a la eléctrica, una de sus grandes capacidades.   

Abrieron con gran contraste (después del intimismo del último número) con El Túnel. Seguida por Como dos delincuentes en una ejecución reposada con gran presencia de la guitarra acústica y precioso slide de Josu y son estos detalles, de los que están llenos las canciones de Dani, los que las hacen tan interesantes. 

Me perdí al final sonó muy eléctrica y potente (al igual que Un día en la carretera), con grandes armonías de los hermanos Aguinaga junto a Dani. Mientras, El placer de no hacer nada sonó relajada con sus aires jazzies y campestres en su guiño al Harvest Moon de Neil Young y precioso fundido vocal. Al igual que Un hombre de Provecho, canciones que invitan a elevar una cuarta voz junto a los intérpretes. 

Diferentes de los demás fue presentada (con la habitual sorna de Dani, muy presente esa noche) como un tema de cuernos que a la gente le gusta. Y nuestra favorita, Certezas absolutas, con sonidos y arreglos mas country que en el disco. 

Y como toda noche especial que se precie, se subieron al escenario varios amigos y colaboradores en este viaje. Así, Sara Iñiguez de Rubia se subió para cantar Su Lado Oscuro, en la que destacó el brillante slide de Dani. Una invitada muy especial, ya que ha colaborado en todos sus trabajos como una especie de Emmylou Harris particular. 

Hendrik Röver (productor de su último trabajo) interpretó El Día del Asalto al Tren añadiendo una mordiente guitarra bluesy y acompañó también en tareas vocales en Mi Futuro Yo en el papel que Iñigo Coppel interpreta en el disco. Y fue este mismo quien salió en el primer bis para interpretar con su habitual savoir faire A mi Aire, una canción que es habitual verles cantar juntos cada noche que coinciden en un concierto, lo que se notó en la compenetración de la interpretación. El último invitado en subir fue Edu Vazquez para interpretar a la acústica y con Dani al piano la canción de cierre Volveremos a Encontrarnos.

Eso esperamos Dani, y que sea pronto!

Suena la corriente: "Certezas absolutas" - Dani Merino


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