sábado, 11 de diciembre de 2004

El mal está en los fluidos

Volver a recuperar los alocados fluidos corporales, las ansias militaristas, el pasado nazi postrado en silla de ruedas y con un brazo con vida propia, el cowboy cabalgando a lomos de LA BOMBA con su sombrero tejano al aire, y a un presidente con aquella gloriosa conversación telefónica "Dimitri, me escucha, Dimitri? Yo no le oigo..."

Volver a sorprenderme de la cantidad de estupideces que se cometen cuando se traducen los títulos de las películas ("Teléfono Rojo volamos hacia Moscú", ¿?)

Volver a reconocer que aunque "La naranja mecánica" y "2001" significaron mucho para mí, creo que ésta es la mejor película de Kubrick (vale, vale, junto a "Senderos de gloria", tal vez)

Volver a disfrutar de unos inmensos George C. Scott (histriónico), Peter Sellers (genial), Sterlyng Hayden (loco sublime) y Slim Pickens (todo un ídolo).

Volver a recordar los tiempos en que LA BOMBA hacía temblar a más de medio mundo.

Volver a certificar que la locura militar no ha cambiado tanto.

Volver al kiosko y comprobar que no todos los coleccionables son basura.

Volver a disfrutar (después de tanto tiempo) de "Dr. Strangelove or How I learned to stop worrying and love the bomb".

Todo un placer.


P.D.: no tengo ninguna duda de que el abuelo Vega llevaba pelucón. Lo juro.



Suena la corriente: "Travels in the south" - Chris Stamey