
Pues sí que estamos buenos. Se le ocurre a uno comentar acerca de su roñosa barca en medio del río, colgar la hamaca, preparar un trago y poner música del demonio, y ya se ha liado. Aparecen ustedes, como enjambre de moscas, y hala, todos a buscar hueco en la lona, lo más pegadito a una piel suave o gruesa, según el caso (o lo que cada cual pille).
Vaya ralea se encuentra uno por estas aguas de dios! (...)
Vaya ralea se encuentra uno por estas aguas de dios! (...)