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viernes, 23 de septiembre de 2005

El tiempo es algo

Saco mi lustroso vinilo (coño, juraría que era rojo; memoria desestructurada, más que selectiva). "Gas, Food, Lodging". Green On Red. Cae la aguja y las guitarras vuelven a gemir. That's what dreams are for. Tantas horas acompañado de esos acordes.

Ben Lee desgrana en el escenario las cápsulas pop con las que ha trufado su último trabajo, "Awake is the new sleep". Son pequeños caramelos que se disfrutan más en la oscuridad de una habitación. Me quedo con su faceta acústica, a la que dedica unos 20 minutos. Parece un Jonathan Richman trasmutado, más joven, igual de dicharachero. Un buen aperitivo (y no lo digo en tono menor; son fundamentales para disfrutar la comida).

Chris Cacavas deja olvidado su eterno teclado. En formato trío, demuestra que quien sabe, sabe, y que las seis cuerdas no le suponen enigma alguno. Canciones ásperas, llenas de carraspeo, de tradición pasada por un tamiz ruidista, de sentimiento, de elegancia. Lo reconozco, esta clase de tipos hace que aún pueda creer en el rock. Él, que ha estado en cientos de frentes, tan determinantes para mi disfrute, se centra en su vida actual. Residiendo en Alemania, continúa su carrera en solitario, y es lo que nos regala. No somos muchos (para variar), y algunos piden caña con ese despiste de borrachín de jueves en lugar equivocado. Pero quien entra en su círculo, se queda a gusto. Quiero que todos los conciertos a los que voy sean como este. Quiero que sean eternos.

Green On Red pueden ser disfrutados en un futuro próximo. Mi espesura de ayer no hacía llevarme bien con los idiomas. Pero recuerdo, "...funny feelings, good feelings...". ¿Reunidos de nuevo? ¿Girando por aquí? ¿Time ain’t nothing en directo?

No quiero perder la fe.


Suena la corriente: "Self taut" - Chris Cacavas

viernes, 8 de abril de 2005

Volver a sudar

Es por ese ansia de poner etiquetas. Tal vez así se justifiquen sueldos. De quienes las ponen (ponemos, aunque sin sueldo). Tal vez también ayuden a quienes escuchan (o quieren escuchar, aunque no conozcan).

A mediados de los 80 y se llamó Paisley Underground. Pero agrupaba gente que bebía de la psicodelia sesentera, del revival garagero, de los grandes padres (Dylan, Young,…). Gente de sabores agridulces, de armonías y letras amargas. Dicen las crónicas que algunos después redescubrieron las raíces americanas (como si las anteriores no lo fueran), y engrosaron igualmente las filas del Nuevo Rock Americano. Etiquetas, más etiquetas.

Disfruté mucho a Green on Red. Sean de la sección que sean, de la facción que fueran. Tenían sus raíces, y sabían plasmarlas. Tenían intensidad (esa era la palabra, esa era la etiqueta que decidí para ellos). Por allí estaban Dan Stuart, el gran Chris Cacavas, que luego acompañaron a gente como Danny & Dusty, como Giant Sand, como el enorme Steve Wynn. En fin, son nombres únicos, todos revueltos, todos en solitario, pero siempre dejando sus gotas de pasión en lo que tocan.

Y por ahí estaba también Chuck Prophet. Una guitarra para extraer gotas de sangre. Elegancia y fuerza. Por supuesto, como sus compañeros, colaboró con alguna gente. Nada, poca cosa, gente como Paul Collins, The Silos, Jim Dickinson, Smash Mouth, Warren Zevon, Jonathan Richman,…

Esto parece un desfile de nombres. Alguno pensará que simples segundones. No es lo mismo segundón que secundario. Ni en cine ni en música. Pero todo va según gustos. Los segundos para unos son primeros para otros. Para mí son más que primeros.

Y esta gente toca, y si es posible en escenarios de los que comentaba "ayer", de esos de sudor y energía. Porque Chuck Prophet está pisando estos días Madrid, Santoña, León, Oñati… Sin estadios. Con sentido. Con nuevo disco (gran disco).

Pues eso, que harto ya de estadios y colas, nada mejor que volver a sudar.


Suena la corriente: "Age of miracles" - Chuck Prophet