
Paul Weller es un culo inquieto. Y va por libre. Dos aspectos cuya combinación en ocasiones causa auténtico pavor en la industria, la crítica y los seguidores del artista. Porque nunca está controlado por dónde puede tirar, hacia dónde puede dirigir sus pasos. Son muchos años, muchos discos, muchas canciones y muchos hitos los que ha ofrecido a la historia de la música moderna popular. Su estatus es el de esos artistas que pasean un sobrenombre, The Modfather, aunque su música ya diste bastante del origen del mismo. (...)