
Admitamos que comienza a ser una repetición poco original volver a decir que cada vez que nos enfrentamos a Yo La Tengo en vivo o en estudio es como invitar a cenar en casa a una vieja pareja de amigos a la que llevas tiempo sin ver. Pero es que tenemos que reconocer que así es como nos sentimos. Tranquilos, relajados y emocionados por el reencuentro de abrazos perdidos. (...)