
Uno aún no olvida las sensaciones que experimentó cuando en 1992 cayó en sus manos el primer Lp de una nueva banda de nombre Cracker. Sí, era aquél mítico disco con la lata de sardinas en la portada. Y digo bien lo de mítico, porque por muchas razones (lo bueno de los discos es cuando quedan anclados a memorias y recuerdos especiales) alcanzó tal consideración para quien esto escribe. (...)