
Pocas dudas debería haber (ninguna?) sobre la calidad (por
sí mismos, sin necesidad de comparar con el entorno) de los dos últimos discos
firmados a su nombre. Son La vida es extraña y rara y Saint-Malo dos obras
llenas de jugosos artefactos pop que no olvidan su raíz rock y capaces de
introducirte en un mundo lírico tan propio como en ocasiones cercano a la
ensoñación mental. Y pocas dudas debería haber (de nuevo ninguna?) acerca de lo
que significaron en su momento dos bandas como Surfin’ Bichos y Chucho, (...)