
No puedes evitar sentir una gran nostalgia cuando recuperas un disco de alguien que te hizo pasar muy buenos momentos en su día, y aquellos momentos se quedaron allí. No sólo para ti, sino también para ellos, esa gente que pasa como un suspiro por la música, que apenas dejan un puñado de canciones, que no encontraron su hueco, y eso a pesar de que cabalgaron la ola correcta, la que barría playas entonces. (...)