
Hay hechos paradigmáticos en el rock, el pop o cualquier variante de la música popular que tratemos. Como la del autor insobornable, imparable, inasequible al desaliento que continúa su obra, la que sin duda considera su propia vida, más allá de la aceptación popular y más allá de las cuestiones tangibles que tanto afectan a otros. Cantidad, temporalidad, mesura son palabras que parecen no decir nada a Jeremy Morris. Hasta el punto de que los que hacemos estas páginas termináramos literalmente rezando con él. Lean, lean. (...)