martes, 13 de mayo de 2014

Johnny Winter
Sala BBK, Bilbao (12/05/2014)
Todavía vivo y... bien!


*Autor: Jaime G. López "Desperdicios"

Desde nuestro asiento de primera fila (fuimos raudos en comprar nuestra entrada) nos proponíamos a ver no a una vieja leyenda sino a NUESTRA vieja leyenda. Los dedos cruzados de manos y pies, "por favor que sea tan impresionante como el Dr. John, tan apasionante y revelador como Steve Cropper, que no sea tan decepcionante como John Mayall"... Y de pocos conciertos más de este ciclo podemos hablar. Carestía y escasez de entradas lo han impedido.(...)


Pero es que para quien esto suscribe Johnny Winter se encuentra muy arriba en la concesión de afectos y respetos. Cuando uno se decidió por bifurcar caminos musicales y acudir a las raíces del Rock & Roll, optó por no acudir a las fuentes originales, sino atajar por los alumnos mas aventajados. Y allí estaba el músico más blanco que ha dedicado cuerpo y alma a la música del diablo. Un albino que se convirtió a finales de los 60 en el rey del blues eléctrico.

Mucho ha llovido desde entonces para el Blues y para el tejano. La heroína y demás adicciones de la carretera, los propios años y los problemas asociados a su albinismo (como la pérdida de visión) han postrado al orgulloso y tatuado Johnny que hoy toca encogido sentado sobre una silla.

Tras la introducción con el trailer del documental Down and Dirty sobre Winter, salió la banda para ejecutar un tema instrumental con Paul Nelson (artífice de la recuperación de Johnny en los últimos años) a la guitarra, Scott Spray al bajo y un pesado batería del que lo mejor que podemos decir es que llevaba el dragón oriental tatuado de Johnny en el parche de su batería.

Momento tras el cual entró Johnny, sin ayuda, encorvado y arrastrándose hasta su asiento. Ataviado con sombrero tocado con dos cabezas de culebra, colmillos al aire, camiseta negra y sus tatuajes ya decolorados. Desde nuestra privilegiada posición vimos que Johnny prácticamente ha entrado a formar parte de la ilustre nómina de intérpretes invidentes de blues. A pesar de la sombra del ala de su sombrero, pudimos apreciar cómo no abrió los ojos en todo el bolo, ejecutando sus progresiones con los mismos cerrados, recorriendo el mástil que tantas veces ha cabalgado, a sentimiento y de memoria. Pero en cuanto puso sus manos sobre su guitarra, sonó mas lento pero igual de incisivo y profundo tal y como lo recordábamos. Al menos en los momentos más inspirados.

Si existía alguna duda sobre si el concierto iba a ser una sucesión de blues en piloto automático, la desveló nada mas arrancar anunciando un numero de rockabilly, la primera vez que oímos denominar al santo y seña del rock&roll  con ese término. Le siguió un Johnny B Goode en clave de blues reminiscente de su Second Winter. Nos temimos lo peor con su trastabillada ejecución y la banda dispersándose a lugares donde los dedos de Johnny no parecían ir.

Le siguió el dixiano Good Morning Little Schoolgirl a trompicones y la guitarra de Johnny a veces doblada por su lugarteniente, otras tapada por él. La misión de la banda parecía taparle con la contundencia rítmica. A pesar de ello, a las entradas trastabilladas y errores en la ejecución le seguían genialidades ejecutadas con la maestría y el genio que le recordábamos, como en la revisión del Get My Mojo Workin de su última rodaja Roots con la que empezó a despegar.

Y entonces sonó magistral en el blues lento de Ray Charles Blackjack, no sólo en la guitarra sino en su interpretación vocal. De repente los volúmenes parecieron corregirse y la banda pareció pisar el freno avasallador. Y si esto es algo normal en toda actuación una vez pasados un par de temas, ante la veteranía de los ejecutantes nos preguntamos si no es una técnica premeditada. Mientras el viejo Johnny entra en calor, tanto sus ajadas manos como su garganta, mejor cubrir al maestro.

A partir de aquí el concierto fue a más con un agresivo Killin Floor, aquí ya a un ritmo rápido Johnny se mostró certero y fiable. Aunque con su escudero Paul cubriendo partes solistas al final del mástil que antaño hubiera realizado él. Bonnie Maroni sonó más confusa una vez más por la excesivamente alta base rítmica, capaz de tapar la voz y guitarras.

Le siguieron tres covers stonianos de menos a más. Jumpin Jack Flash, aunque con un potente sonido, voz rasgada como antaño y el atrevido tejano valiente y no rechazando el cuerpo a cuerpo, se enfrascó en repetidos riffs, arrastres que ni resultaban excesivamente melódicos ni acordes a su talla. Aunque lo peor vino con la vuelta a la melodía, juraríamos que Johnny estaba en otra tonalidad. Por suerte no quedo aquí la cosa y a ritmo de funky trotón, con riffs infecciosos ejecutados con tino, se cascaron una versión de Gimmie Shelter que nos hizo volver a ver la luz. Cerraron la tríada con una personal versión muy a la Winter del It's All Over Now de los ingleses. Acelerada y enbluesada con punteos en la parte alta del mástil, arrastres y el sabor vocal de sus mejores revisiones merced a su ahora más que nunca característica voz rasgada.

Y entonces llegó lo mejor en un doble bis con su mítica guitarra Gibson Firebird y sobre todo con el slide en su meñique. Ahí nos encontramos con el fantasma de Johnny Winter... no nos referimos al que la edad y los achaques dejan a la vista. Nos referimos al joven Johnny eléctrico como nunca antes ni después un ejecutante blanco de blues.

Podemos prometer que su revisión del  Dust my Broom de Elmore James sonó a milagro con una potencia, energía y calidad inauditas sin nada que envidiar a sus mejores interpretaciones. No falló ni una nota, en los arrastres del slide, en los ritmos con los dedos, en sus entradas vocales. Seguro que algún genio de las seis cuerdas podría explicar el fenómeno, nosotros solo podemos atestiguarlo.

El fantasma de Johnny Winter terminó entonando para nosotros el dylaniano Highway 61 Revisited con igual presteza al slide, antes de abandonar con la misma torpeza con la que había entrado y salido de escena. Y mientras frotaba mis ojos, pude ver su lacia melena albina sobre la espalda encorvada quién sabe si por última vez. Y así acabó un concierto en el que a pesar de las sombras vimos más luces. Tantos años esquivando ver al albino por la leyenda de su estado y resulta que todavía atesora magia en sus manos. Ademas sé que Johnny me va prestar al menos un último placer. Su próxima rodaja incluye un dueto junto a Brian Setzer, se imaginan? Pues yo tampoco.



Suena la corriente: "Highway 61 Revisited" - Johnny Winter



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