viernes, 15 de febrero de 2013

Glen Hansard / Lisa Hannigan
Kafe Antzokia, Bilbao (14/02/2013)
El éxito del músico callejero


Temo (bueno, literariamente, porque en el fondo, visto lo visto, me da igual) que si el currículo del irlandés Glen Hansard hubiera reseñado sus días como músico callejero, sus más de 20 años al frente de The Frames, su encuentro con la cantante checa Markéta Irglová y la formación con ella de The Swell Season, su gran disco en solitario del año pasado Rhythm and Repose, incluso su participación como guitarrista en The Commitments, el aforo de la sala hubiera sido bien distinto. (...)


Pero…, Glen Hansard se ha convertido también en actor ocasional, presentador de televisión y guionista de cine. Y en 2006 protagonizó la película Once, dirigida por John Carney (exmiembro de The Frames) y de gran éxito en círculos jóvenes y modernos (no la he visto, así que hablo con simple y poco justificable mala baba). Además, junto a Markéta Irglová, su compañera de reparto, compuso la banda sonora. Y una cancioncilla, Falling Slowly, ganó el Óscar a la mejor canción. Con estos antecedentes, la sala presentaba aforo completo, y se notó con la agitación recibida la propia Falling Slowly o When your mind’s made up.

Pero todo esto no son más que prejuicios ante el pedazo de concierto, dos horas y media, que tuvo a bien ofrecernos. Y todo en un día, 14 de febrero, (ese creado por los centros comerciales y abrazado como maná por nosotros, pobres consumistas con ganas de poner precio a nuestro amor), que se antojaba perfecto para sus letras llenas de ese sentimiento, de las alegrías experimentadas en base a él y las dudas que nos creamos ante futuros inciertos.

Ya comenzó la cosa más que bien con Lisa Hannigan, cantante folk también irlandesa, colaboradora habitual de Damien Rice y todo un portento y dulzura en la voz. Y Hansard salió acompañado de banda, y bien numerosa. Además de guitarra, batería, bajo y teclados, les abrazaba una sección de cuerdas de cuatro miembros (locales, con los que había ensayado poco antes) y otra de vientos, con espectaculares trombón, trompeta y saxo tenor.

Con esos mimbres, el intimismo de la mayoría de las canciones contenidas en Rhythm and Repose quedaba barnizado por los aires del irlandés (del norte) de oro, Van Morrison. Love don’t leave me waiting sonaba al león por todos los acordes, y fue perfectamente enlazada con el Respect de la gran Dama. Y sin embargo, esos quiebros para pasar de lo dulce y acústico a la fuerza y energía de toda la banda en un simple momento recordaban en más de una ocasión a los juegos sónicos que realizan gente como Wilco o Bon Iver (y hasta en ocasiones recordó a Springsteen).

Con banda, o en solitario con la acústica o el ukelele, presentando el significado personal de cada una de las canciones, desgranó casi en su totalidad su último trabajo, y alcanzó momentos de gran magia con las preciosas melodías de Maybe not tonight, la nombrada Love don’t leave me waiting o la excelente Bird of sorrow, recuperó otras viejas de su cancionero e incluso se atrevió con el Baby don’t do it de Marvin Gaye pasado por The Band.

Y no, no aparentaba muchas ganas de querer terminar el concierto. Así que en nada extrañó el pasacalles que realizaron los 12 músicos además de la Hannigan por toda la sala, incluido el piso superior, a los sones del Passing Through que popularizara Leonard Cohen.

Y creo que a la mayoría, tampoco nos hubiera importado si hubieran decidido seguir sobre el escenario.

Suena la corriente: "Bird of sorrow" - Glen Hansard



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