viernes, 11 de diciembre de 2015

The Bevis Frond
Example 22 (Woronzow Records, 2015)
Magma candente


El ejemplo vigésimo segundo. Por ahí deben andar (hasta él duda) las producciones editadas a su nombre. A veces, tan complicadas de identificar como lo es aprehender todas sus canciones. Pocos grupos han establecido un canon tan, casi, espiritual y al mismo tiempo, puramente físico. Un magma espeso que se debate entre su estado líquido y su deseo de ser sólido. Un intento de petrificación musical. (...)


Y todo ello, en base a trallazos de urgente psicodelia empapuzada de arrebatos guitarrísticos, grasientas voladuras de mente y, aunque en ocasiones pueda parecer incompatible, pura y dura melodía. Es el espíritu druídico de un Nick Saloman, cabeza, cuerpo, señor y mente de unos The Bevis Frond que tras aquel reset reiniciado en 2011, parecen querer volver por donde solían, una producción tan densa como su propia estructura. Acompañado por sus habituales, la batería de Dave Pearce, el bajo de Ade Show, la guitarra de Paul Simmons y el apoyo puntual de las seis cuerdas de Bari Watts, un Outskirts of Infinity, otro druida, todos danzando alrededor del freak mayor, un personaje tan entrañable como fundamental para comprender los ángulos obtusos del cerebro humano. Son sus viajes, como pudimos comprobar en el directo que celebrando el aniversario de Hanky Panky Records le trajo a Bilbao hace unas semanas, excelentes coartadas para adentrarse en los marasmos afiebrados en que convierte sus canciones. Y este enésimo Ejemplo lo deja claro desde el principio. Ya sus cuatro primeras regurgitaciones encierran todo el hipnótico significado. Si Are we nearly there yet? ofrece el extenso planteamiento inicial, desgarbado y contundente a la vez, con esas reminiscencias capaces de ir de la Jimi Hendrix Experience a Dinosaur Jr. con un simple riff distorsionado cabalgando sobre una inmaculada melodía, Waiting for Sinatra podía haber sido uno de esos himnos que toda la camada de los 90 buscó entre los cubos de basura y la esquinas de los cuadros de sus camisas, Longships es el clarísimo ejemplo de la habilidad de Saloman para construir perfectas tonadas de pop, dulce y melodioso entre el fragor de tanto viaje astral, y I blame the rain acerca los ritmos más pesados, esos que miran de reojo al metal enseñando cómo abrillantarlo.

Cuatro canciones que marcan una canalización para que el magma fluya entre ellas lento pero implacable, rabioso pero contenidamente urgente, luminiscente pero deliciosamente mortal. A partir de ellas, tendremos sobredosis de melodías imparables a lomos de teclados, Hot Sauce or Nothing, arrastradas ocurrencias, Where is Egon Schiele?, punk donde lo dejó Hüsker Dü, Winter Breaks, y donde lo retomó Mould con Sugar, Come with us, boogie con opiáceos guiños glam, Stand back from the handle o incluso acústicas empujando el espíritu progresivo de Down Here.

Pero lo que volvemos a tener en este Example 22 es un perfecto ejemplo de un músico sin límites, acaso escabroso para muchos como imprescindible para otros tantos, único en su capacidad de acción/reacción. Magma en estado candente que quema y da placer.

Suena la corriente: "Are we nearly there yet?" - The Bevis Frond



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