jueves, 27 de noviembre de 2014

Nuevos sonidos en el viejo Rock & Roll...
De Spencer, Jones y Curran


*Autor: Jaime G. López "Desperdicios"

Una vez certificada, gira de despedida mediante, la disolución de la Jim Jones Revue, podemos dar por terminada esa pequeña revolución que en el mundo del Rock'n'roll / Rockabilly supuso la irrupción de tres personajes foráneos al género que lo pusieron patas arriba, lo oxigenaron, recuperaron alguna de sus esencias perdidas, renovando y revitalizando su sonido.  (...)


La edición en vinilo (¡por fin!) del trabajo cumbre de Nick Curran nos sirve para reflexionar sobre esta escena que subjetivamente, intuimos, fuimos testigos.

Todo género o subgénero musical pretérito que cuente con un pequeño (o no tan pequeño) nicho de admiradores, contará también con varios grupos que lo mantengan vivo a fuerza de repetir las formulas originales, no saliéndose de la ortodoxia y los estrictos límites de lo que se considera que debe ser el género. Y muchas veces, y dependiendo de la calidad de los ejecutantes, esto no es negativo ni mucho menos, especialmente disfrutable es la propuesta de aquellos que son capaces de recrear añejos sonidos y el virtuosismo de los ejecutantes originales. Es lo que se ha dado en llamar (ahora que a todo hay que bautizarlo) grupos revival.  De hecho, hoy en día, si en vez de cierta cintura para tocar varios palos, se te ocurre adscribirte a un género, enseguida te cuelgan la etiqueta de marras sin valorar la originalidad de tu revisión. Con esos criterios tan encajonadores, a grandes próceres del pasado se les habría tachado de revivalistas. Pero no nos perdamos en disquisiciones  de nomenclatura...

Como decíamos, con la entrada del nuevo siglo tres jinetes vinieron a revolucionar la algo anquilosada escena rockin’, sus mayores acólitos no lo reconocerán pero desde la perspectiva que nos da cierta distancia y con cierto atrevimiento nosotros así lo afirmamos.

El primero en hacer su debut fue el celebérrimo personaje de la escena undergorund Jon Spencer, transmutado en una suerte de joven Presley speedico con una guitarra acústica pegada a su cuerpo, sobre ceñidos trajes y con todo su arsenal de gritos sincopados, reverberados, irrumpió en la escena con el combo Heavy Trash, secundado por el excelente guitarra Matt Verta-Ray, perfecto conocedor  de los secretos del género. Entre su debut (Heavy Trash, 2005) y su segunda rodaja (Going Way Out with Heavy Trash, 2007), Spencer y Verta-Ray remedaron los sonidos de Berry, Cochran, Cash y tantos otros próceres de la primera generación, bajo el singular prisma de la aproximación vocal del primero y con la energía impresa por la guitarra del segundo. Su directo era apabullante, con Spencer aprisionado bajo su acústica Martin ejerciendo de enloquecido predicador rockero, bajos los riffs de Verta-Ray y con la banda de acompañamiento contratada para la ocasión desde tierras canadienses o finlandesas. Puro delirio de genuino y salvaje rock & roll revigorizado y que siempre sabía a poco. Con su tercer trabajo (Midnight Soul Serenade, 2009) la cosa se diluyó, perdió esencias y el combo desapareció en la bruma sin que al día de hoy haya trascendido un verdadero final. 

Y justo antes de que esto sucediera, el avispado británico Jim Jones debió pensar que allí había algo y que si un tipo como Spencer había puesto el retrovisor mirando a los años 50, algo había que escarbar por aquellos lugares. Dicho y hecho. Con una propuesta ruidista y salvaje hasta el extremo del dolor auditivo, con el punto de mira puesto en los ritmos frenéticos del piano de Jerry Lee Lewis y Little Richard, aparecieron con un disco, The Jim Jones Revue (2008), que aún a día de hoy cuesta escuchar del tirón. Por el contrario, su directo era mágico por salvaje, urgente y sudoroso, no habían venido a dejar prisioneros, sobre la guitarra de Jones,  la Gretsch Duo Jet de Ruper Orton y los pianos salvajes primero de Elliot Mortimer  más tarde de Henry Herbert, sus shows eran la pura esencia de la peligrosidad que el rock'n'roll primigenio debió suponer en sus inicios. Con Burning Your House (2010) y bajo la batuta del Bad Seed Jim Sclavunos, rebajaron el ruidismo y se centraron en la energía en la que a la postre sería su rodaja más representativa. Finalmente, con The Savage Heart (2012), abrirían la paleta hasta los cantos gospel de Nueva Orleans y cerrarían el telón después de una gira de despedida en la que se dejaron el alma. Dicen que el bueno de Jones tiró la toalla por no encontrar suficiente respaldo comercial a su propuesta. Amigo, estás hablando del viejo rock'n'roll, no hay manera de enriquecerse con él, pero agradecidos estamos que apostaras por él durante este tiempo.

Y cronológicamente el último en aterrizar fue el malogrado Nick Curran. Desgraciadamente también sería el primero en desaparecer prematura y tristemente por un cáncer que se lo llevo en plenas facultades y con, intuimos, muchas cosas que decir, una tragedia (la desaparición prematura) bastante conocida en la primera generación del rock & roll. Músico precoz de amplio bagaje, su andadura con los ritmos rockabilly se inicia con una de sus bandas adolescentes, Nick Danger and the Sideburners, publicaría entre el 2000 y el 2004 cuatro trabajos (Fixin' Your Head, Nitelife Boogie, Doctor Velvet y Player!) que picaban mayormente en los sonidos rhythm and blues pre-rock'n'roll, en los que aunaba su pasión por el ritmo y el blues  con cierta actitud punk, antes de pasar a formar parte de los Fabulous Thunderbirds de Jim Vaughan. Aventura al término de la cual ejerció temporalmente como guitarrista de la cantante rockabilly Kim Lenz, antes de entregar su obra maestra, que sería desgraciadamente también la última. Con Reform School Girl (2010) consiguió aunar el espíritu de todos los shouters de la era pre y rock'n'roll. El espíritu de Little Richard, Wanda Jackson, Ruth Brown y tantos otros corrían por sus venas y sus redondos temas, a veces con reconocibles préstamos, tal y como entre aquellos se fagocitaban los aciertos. Con afiladísimas guitarras que suplían vientos, pianos, voz rasgada, punteos imposibles, una actitud y energía escénica inigualable junto con una imagen impactante, entre Mike Ness y Brando en Salvaje, lo convertían en el más completo del lote que hemos comentado. Y eso que cada uno de ellos descansaba en el directo gran parte de la magia y la fuerza de la propuesta. Aunque a Nick solo pudimos verle una vez, reconocemos que les ganaba por la mano.

Y sí, puede que parte del entusiasmo de quien esto suscribe radique en la oportunidad que tuvimos de ver todas estas propuestas varias veces en directo. Puede que fuera algo excepcional, que se pasearan tanto por estas tierras. Que su conocimiento fuera de aquí no pasará del underground más inquieto. Que su propuesta no haya transcendido, ni tendrá influencia en futuros ejecutantes del género. Incluso que quienes podrían haber disfrutado más de su propuesta, no se enterasen del todo en algunos casos o muy a tiempo de lo que circulaba. En fin, la vieja historia del rocanrol tan antigua como el mismo género. Pero podemos decir que en los surcos de esos discos comentados, en aquellos años de conciertos sudorosos y en aquellos hombres, revivió la esencia del viejo rock & roll y lo hizo de forma hiper-vitaminada y con una visión nueva y enriquecedora.
A one ba buluba balam bambu.

Suena la corriente: "Reform School Girl" - Nick Curran

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