miércoles, 15 de octubre de 2014

Spider Bags
Frozen Letter (Merge Records, 2014)
Anverso y reverso


Hay cosas tan claritas que a veces la falta de misterio las hace de lo más predecibles e incluso rutinarias. Pero es que esas veces uno es como un libro abierto, sin sorpresas, sin dobleces (ni de los buenos ni de los malos), con la grisura del prescindible. Ya lo dije hace tiempo, soy un tipo gris, muy gris. Así que nada sorprende la reacción ante Frozen Letter, último trabajo de Spider Bags. (...)

Señores, que un disco que empieza con ese Back with you again in the world, con esa calibrada crudeza entre el garage y el rock’n’roll, entre el pub rock y los esputos necesarios de punk, con esos saxos desbordados y ese repetitivo mantra, you know I’ll always be honest with you, mucho más lleno de ironía autodestructiva de lo que pueda parecer, me tiene ganado. Sí, uno ya sabe que caerá de cabeza. Y claro, luego suena ese puro pop con sabor a chicle pegajoso, con gotas de nostalgia por aquí y por allí, que es Japanese Vacation, o esa pura explosión de energía que es Chem Trails, anda que no podía haber entrado este corte en tantos discos de Redd Kross, sí, en tantos como hubieras querido, y después un rock’n’roll con sabor a arrastrada canallesca, sucio y fértil, la versión que se marcan del Summer of ’79 de John Wesley Coleman III, que hubiera calzado a la perfección en el Tomorrow’s Hits de The Men, why you wanna be a Rolling Stone, pregunta redundante y ascendente, temblorosa y grotesca. Pues eso, de cabeza.

De cabeza en la nueva rodaja, la cuarta ya, y la primera para un sello digamos grande, Merge Records, tras caer en los brazos protectores del Superchunk Mac McCaughan, de este trío o lo que sea siempre con Dan McGee a la cabeza, una vez que su compinche Gregg Levy ha vuelto a sus cuarteles de invierno, a su trabajo oficialmente remunerado y a su participación sólo a medias en este Frozen Letter. Que han sido muchas juergas entre ambos y junto al alcohol o las drogas (Spider Bag es heroína en slang) como para poder seguir manteniendo un cuerpo mínimamente centrado. Y sí, tal vez Frozen Letter suene a madurez, dentro de unos cánones, pero también lo hace a juerga, sin olvidar los restos de locura que han ido dejando en la banda queridos tarados como Jack Oblivian, el Wesley Coleman y otros colaboradores hasta llegar al trío nuclear actual de McGee, Steve Oliva y Rock Forbes.

Pero el disco, tras esos cuatro pelotazos, toma caminos inesperados, abruptos y psicodélicos. La ponzoña minimalista con aires Velvet de Coffin Car, y ese final con un fondo sobre cómo hubiera sido la canción de haberla grabado a piñón fijo; la ensoñación acústica de Walking Bubble; el blues descarnado y eléctrico de We got problems; o el viaje a los garajes lisérgicos de Eyes of death. Cuatro canciones que alcanzan casi todas los seis minutos y que funcionan como reverso perfecto de los puñetazos primeros.

Y que dejan con las ganas de seguir averiguando cual es la próxima juerga a la que se apuntan estos tipos.

Suena la corriente: "Back with you again in the world" - Spider Bags



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