martes, 25 de febrero de 2014

Felix Slim
Martini Sessions, Residence Café, Bilbao (23/02/2014)
El Blues de Barrainkua St.


* Autor: Jaime G. López "Desperdicios"

Después de un ajetreado fin de semana cuya intensa agenda nos había impedido hacerlo antes, el domingo al mediodía decidimos acercarnos a la última cita del granadino Felix Slim en su gira bilbaína por la calle Barrainkua... Y es que éso, extrapolado al mundo exterior, es todo un periplo. (...)


Fuera de bromas, conviene aquí reconocer las bondades de la iniciativa que, desde el pequeño y entrañable Residence a su vecina y agradable pizzería Coppola y por último la sala Evidence, vienen teniendo últimamente para, en diferentes formatos, días y horarios, ofrecernos a un mismo artista durante un fin de semana. Desde el viernes o sábado noche (Evidence) al domingo a la tarde (Coppola), pasando por la liturgia de la sesión vermú del domingo al mediodía en el Residence, que es el momento que elegimos para cazar al Felix Delgado y su revisión One-Man-Band del legado del Blues del Delta del Mississippi.

Endomingado con sombrero, tirantes a tres colores, camiseta blanca de manga larga abotonada y un gran sentido del humor para explicarnos sin academicismos el origen y sentido de esas perlas oscuras del repertorio del Delta, sus autores y los sentidos ocultos detrás de sus títulos con doble sentido, donde el bueno de Felix siempre encontraba lúbricas y lujuriosas interpretaciones... como sin duda fueron concebidos los temas.

Arrancó con el Me and the Devil blues de uno de los padres del género, Mr. Robert Johnson, ejecutando canónico el Blues del delta acústico con todos los sacramentos. Con la mano derecha ejecutando con el pulgar acompañamiento de bajo mientras ejecutaba briosos arrastres y riffs con el resto de dedos en constantes cambios de ritmo. Casi nada, vamos.

Seguido fue revisitando a todos los tótems del género, convenientemente presentados, e intercalando con composiciones propias. Con esa voz ronroneante, como sacada de un viejo disco de pizarra, perfecta acompañante de su guitarra.

Así, fueron cayendo el blues de los 10 céntimos de Blind Lemon Jefferson (One Dime Blues). Hoodoo Man Blues de (John Lee) Sonny Boy Williamson I, con ardiente armónica y rápida guitarra que mezclaba arreglos acelerados con guitarras a la contra y su estribillo moraleja en el que finalmente alguien hechizó al hombre de los hechizos.

Y es que demostrando igual maestría que a la guitarra, sopló la armónica en varios números. Entre ellos, destacó por el sonido sacado imitando el traqueteo del tren en Freight Train, sobre las desventuras de los vagabundos que saltaban de polizones en los trenes buscando el próximo destino.

Entre medio intercaló instrumentales entre el delta blues y el ragtime, mostrando su prodigiosa técnica de finger pickin. Y acompañando su rasgueo con percusión sobre su guitarra a perfecto ritmo. También dejó muestras de country blues donde ambas músicas sureñas se hermanan y pierden su nombre, como en Rag all night long.

Su maestría a las seis cuerdas brilló especialmente, por decir algo, ya que su dominio es insultante durante toda la actuación, en Long Distance Callin de nuestro favorito Muddy Waters.

Y para asombro y deleite generalizado, colocó en su porta-armónicas una suerte de turuta/lengüeta que hizo sonar entre el jazz y el blues con toques de sus paisanos Pata Negra, blues sureño, vamos. Con ella tocando la melodía en perfecto solo como si fuera trompeta con sordina. Efectivamente, one man band que no necesita de músicos de acompañamiento para sonar variado y atractivo.

Preparó su guitarra en afinación en sol abierta para tocar el slide en Pony Blues de Charley Patton, que presentó como padre no reconocido del blues del Delta. Realmente mágico su juego entre agudos-graves y slide en esta recreación de este maestro del Delta favorito de Dylan.

Como no podía faltar en una celebración de domingo al mediodía, nos deleitó con un gospel (tradicional, aunque el presentó su versión como hija de Blind Willie Johnson) de Nobody's fault but mine, que tan versioneada ha sido desde folkies tipo Baez a proto hard rockeros como Led Zeppelin.

Tras el Diggin my potatoes de Big Bill Broonzy y el Everybody loves my baby, donde repitió con sordina y bajos de guitarra eslapeados como un contrabajo y sonido de claras reminiscencias a una de esas añejas bandas sonoras de Woody Allen, nos tuvimos que retirar no sin antes, y después de haber sido dardo de sus agresivas técnicas comerciales, hacernos con una rodaja de su trabajo. Una perfecta sesión matutina de vermú de un soleado domingo.

Suena la corriente: "Nobody's fault but mine" - Felix Slim

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