viernes, 13 de diciembre de 2013

Dean Wareham
Emancipated Hearts (Sonic Cathedral, 2013)
Continuamos viaje


Mira tú por donde… Tras tantos años siguiendo la carrera de este buen señor, creo (y si no, que alguien con más sapiencia nos saque del error) que Emacipated Hearts es el primer disco que firma a su único nombre. Son ya 25 años compartiendo la senda desde aquel 1988 en que se publicó el imprescindible Today de Galaxie 500. (...)


A Galaxie 500 siempre les agradeceré, además de su música, el haber servido de nexo generacional en mi caso. Fue el primer grupo que pude compartir directamente con uno de mis hermanos menores, el que le abrió a él la senda para descubrir a Velvet Underground, el que nos permitió intercambiar incluso camisetas. Para mí, aquello era toda una novedad vital, que luego continuó uniendo mi propio sendero al de Dean Wareham, como ya en más de una ocasión ha sido testimoniado en este Río.

Luna fue aventura gozosa, y sus posteriores grabaciones como Dean & Britta no perdieron ni un ápice de hipnotismo. A ver, cómo lo podían perder con una Britta Phillips absolutamente subyugante. Si en su libro Postales Negras reconoce los sentimientos de culpa que le produjo dejar a su mujer para iniciar una nueva vida con la bajista de Luna, uno sólo podía comprenderle. No es mi caso, que estoy bien casado y enamorado, pero quién es el listo que no dejaría su media existencia para seguir los pasos con la Phillips. Pues eso.

Y ahora presenta su debut de una manera sorprendente, por la ausencia total de ceremonia, a la chita callando, tanto, que a nada que no hubiéramos estado un poco atentos, se nos habría escapado el disco de entre las manos. Acompañado de su propia mujer, de Anthony LaMarca a las baquetas y con la presencia total de un productor, Jason Quever, cabeza pensante de Papercuts, que incluso aparece en la propia portada. Y no es en sí mismo un larga duración. Son seis canciones más algún bonus, que comienza de forma embriagadora. Una de esas melodías pop, embellecida por violines y con su eterno ambiente ensoñador, que ya te deja sentado desde el propio título. Un desasosegante Love is colder than death (el amor es más frío que la muerte) que contrasta con el siguiente Emancipated hearts sin saber si Wareham juega únicamente con los sentimientos o proyecta desahogos personales. Seguramente ambas cosas, y es este título que da nombre al disco una reluciente coda casi minimalista que observa directamente a la Velvet y que llega a dejarte fuera de juego cuando introduce unos acordes que suenan, o remiten sin reparos, al Tamborilero navideño. The deadliest day since the invasion began y The longest bridges in the world contienen guiños literarios ya desde sus títulos, y se balancean entre los ambientes psicodélicos de la primera y el aroma casi campestre de la segunda, The ticking is the bomb ofrece casi una narcolepsia coral, y en Air se enfrenta con resolución a una versión de The Incredible String Band que deja las puertas abiertas a la entrada del aire fresco anunciado.

Así que pasen los años que sean, seguiremos viajando y soñando con el bueno de Dean Wareham.

Suena la corriente: "Love is colder than death" - Dean Wareham



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