martes, 7 de mayo de 2013

Wayne Hancock
Ride (Bloodshot Records / Bertus, 2013)
En busca del fantasma de Hank Williams


*Autor: Jaime G. López "Desperdicios"

No lo negaremos, nos encantan los discos que definen lo que vas a encontrar en los mismos en sus primeras canciones. Y éste es ni más ni menos el caso del nuevo trabajo de Wayne The Train Hancock. Con Ride,  Low Down Blues y Best to be alone nos lleva desde el rock and roll marca Chuck Berry al puro sonido Hank Williams, pasando por el sonido mas hillbilly de la Sun Records, aquél que facturaban actores secundarios de la factoría del sol naciente de la talla de Carl Mann, Warren Smith o Hayden Thompson. (...)


Apoyado en maravillosas pedal steels en los cortes mas countries, y en vibrantes guitarras que van del honky tonk al western swing, el blues o el rockabilly con el twang y sonido de añejas grabaciones, y secundado por contrabajo y batería, el de Austin recorre con maestría los palos de la música tradicionalista de Tennessee, especialmente la desarrollada en los escasos kilómetros que separan Memphis de Nashville. Lo llaman el Juke Joint Swing, una mezcla de los estilos antes mencionados, ejecutado con una gran banda en la que hay cabida para pianos, trompetas y pedals steels.

Aunque como él mismo defiende, no se trata de recrear músicas en ejercicio museístico, si no de dotarlas de personalidad propia. Gran declaración de intenciones que debería regir el camino de cualquier autor cuya música se fundamente en pilares pretéritos, aunque no siempre se consiga.

Hancock se encarga de visitar también el legado de Jimmie Rodgers, The Singing Brakeman, con quien comparte pasión por el mundo ferroviario. Recupera los ecos de Rodgers en Get the Blues Low down, en la que su base rítmica transita machacona como una locomotora en movimiento, desde un riff inicial de guitarra que imita la sirena del tren en una preciosa canción de temática ferroviaria. En ese sentido, bien acuñado tiene su alias Hancock,  ya que su música es capaz de trasladarnos en un viaje al ritmo cadencioso de una locomotora con paradas en los diversos subgéneros de la música country. Además, en Gal from Kitchen's Field rememora  también el sonido de Rodgers, ese pionero y pilar en la creación del country tal y como se desarrolló posteriormente, en una balada de suaves guitarras, tan del gusto últimamente en las recreaciones dylanianas de músicas pretéritas, acompañada con una trompeta con sordina presente en otros cortes del disco 

Esta música, como me espetó una vez el siempre brillante Jorge Martínez sobre su labor recuperadora de añejos sonidos, en su caso latinos, la deberían enseñar en la escuela. O en su defecto, ser asignatura obligatoria para todos esos amantes y ejecutantes de eso que se ha dado en llamar Americana y donde lo mismo caben lánguidos duetos de corte existencial, bandas que superaron sus devaneos iniciáticos en el género, pero que siguen aún con el cartel colgado, o músicos más afines, como las damas sureñas Eilen Jewel o Sallie Ford, con un pie en la tradición y otro en la contemporaneidad, y a quienes nosotros, no especialmente amantes del término, vemos como más justas merecedoras del mismo.
La música de Hancock reproduce la raíz (o parte de ella) de la que nacen el resto de ramificaciones que dieron lugar a ese género abierto, híbrido y no excesivamente purista.
Y acabaremos con una cita del nieto del señor Hank Williams: Wayne Hancock tiene más de Hank Williams en él que el propio Hank o su hijo. Es auténtico.
Casi nada.
*Autor del texto: Jaime G. López "Desperdicios"
Suena la corriente: "Ride" - Wayne Hancock



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