jueves, 12 de julio de 2012

Bob Dylan
Explanada del Guggenheim, Bilbao (11/07/2012)
Y el tahúr remontó el río


Supongo que mientras unos terminaban sus trabajos, otros se acicalaban para parecer lo que tal vez no sean, aquéllos saludaban a sus viejos conocidos y los de más allá hacían cola una hora antes de la apertura de puertas, un barco a vapor con ruedas de pala surcaba el Nervión a contracorriente, confundiendo las turbias y rojas aguas de la ría con el legendario Mississippi, para descargar su cohorte de tahúres a la orilla de un museo de esos de arte moderno. Aunque todo sea más prosaico, y un autobús de lujo cumpliera la función de barco, así me pareció verlo. (...)


Y el caso es que a las 21:10 horas, ese grupo de tahúres, comandados por el viejo jefe del clan, comenzaban la partida que estaban dispuestos a entablarnos. Porque en 2012, el viejo Bob Dylan mantiene esa imagen, mantiene ese estatus, mantiene esa iconografía que le ha hecho mítico, que le ha hecho cercano e inaccesible a la vez, mantiene su papel de gran tahúr del viejo burdel.

Tahúr en la acepción de quien sigue gozando con el vicio del juego, con el vicio del rock’n’roll, con el vicio del viejo blues acompañado de dudosas compañías femeninas (y masculinas), con el vicio del jazz a ritmo de vals, con el vicio del envite, de farol o con cartas, a la espera de la respuesta. Bob Dylan no juega al tran tran. Envida con lo que lleva, y espera respuesta igualmente valiente para su apuesta.

Y lo que lleva es mitología pura, historia de una música que cambió la faz de la tierra y la vida de unos cuantos enviciados. Porque aunque los telediarios de la noche te sigan presentando al Dylan anterior al judas, traidor cada vez que surca nuestros ríos, él hace tiempo que juega otra baraja. La de adentrarse en la pura raíz de la música norteamericana, con la tradición hecha nota en una mano, y un ramillete de canciones propias en la otra.

En este tour interminable en que se embarcó en los 80, tenga nuevo disco o no, y que terminará cuando biológicamente desaparezca, su intención es regalarnos canciones mientras juega con nosotros. Hace años ya nos regaló historia viva como Leopard-Skin Pill-Box Hat, Tangled up in blue, A hard rain’s a-gonna fall, Highway 61 Revisited, Ballad of a thin man, All along the watchtower, y tantas, tantísimas, en un cancionero inabarcable. Y como los buenos caballeros del río, sabe que los mismos regalos no se hacen dos veces. Te vuelve a dar tu dosis, pero parece un regalo distinto. Es un regalo distinto. Cada canción mantiene su esencia, sabes que es ésa, aunque disfrutas los primeros segundos adivinándola, porque te la entrega con diferente cuerpo melódico, con variada estructura, con referencias renovadas, pero con el mismo alma.

Por eso, una de las canciones más sublimes que ha dado la historia de la música, los seis minutos y diez segundos de absoluta incontinencia emocional que suponen Like a rolling stone te pellizcan de la misma manera que lo hicieron en su momento, y que lo harán en el futuro, vayan vestidos con el ropaje que su creador haya querido en cada momento, aunque anheles cantar el estribillo como fue originalmente, como ha quedado anclado en tu cabeza. Pero inmediatamente sientes que el alma está allí, que la esencia del rock continúa, y tu emoción se desborda, como lo hace cada noche oscura cuando plantas la aguja sobre el viejo vinilo.

El tahúr se muestra contento, sonríe, se mueve en su eterno balanceo, disfruta la mayor parte del concierto sentado a su piano de cola, y solo una vez acaricia la guitarra, en Simple twist of fate, porque eso es lo que hizo, acariciarla con la elegancia del amante más entregado. Y cada nueva estructura de cada canción le permite adaptar su vieja voz, rota por la edad, en nuevos fraseos, en nuevas inflexiones. Siempre he negado a quien dice que Dylan canta mal. Dylan canta como Dylan. Y eso es mucho.

El tahúr te ofrece juego. Su juego, tal como le llega la mano en este 2012. 
Ya si tú aceptas el envite, con o sin cartas, es cosa tuya.

Set-list completo y banda

Suena la corriente: "Like a rolling stone" - Bob Dylan



Set-list Bilbao 11/07/2012 en Spotify:

8 comentarios:

  1. ¡Qué bonito! ¿De verdad estuvo bien? Yo me enfadé con él la última vez que le vi y no he vuelto a verle... ¡Qué antipatico que es el tipo, parece que le caiga mal su público! Espero que la edad le vaya suavizando... El escenario muy bonito, te han quedao chulas las fotos!

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    1. Dylan se va haciendo viejo, como nosotros, y todos nos ablandamos. Recuerdo conciertos en los que no soltó ni una sonrisa. Ayer no, se le veía suelto y contento. Cierto que no interactúa con el público, nada, pero ayer le vi mucho más relajado.
      Gracias por los comentarios!

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  2. Por cierto, yo también he escrito sobre Dylan: http://www.rtve.es/radio/20120711/bob-dylan-espana-entre-1962-2012-seis-hitos-recepcion-del-bardo-minnesota/545148.shtml Dime qué te parece, por favor

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    1. Te he respondido en tu casa, me encanta la forma de presentarlo en hitos, y de tratar de descifrar un poco todo lo que significa Dylan.
      Pero qué te voy a decir. No te conozco personalmente, aunque sí coincidimos muchas noches en aquel Madrid de los 80, y seguía tus escritos. Así que no me extraña si encuentro calidad.
      Un abrazo

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  3. Genial entrada master... Vino el tahur y se fue... y nos dejo en una ensoñación después de escucharle cantar... tan bien.
    Un abrazo tío.

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    1. Así es Addison, vino y se fue, y nos dejó contentos. Pena no haberte visto, estuve un rato al final con Joserra.
      Ya habrá otra ocasión.
      Un abrazo.

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  4. Estupendo texto, ideal para quien tiene dudas de lo que puede ofrecer actualmente Dylan. Saludos.

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    1. Gracias! Dylan es Dylan. Lo tomas como es hoy, o lo dejas.

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