viernes, 20 de julio de 2012

Alabama Shakes
Dayna Kurtz
Sharon Jones & The Dap-Kings
47 Jazzladia, San Sebastián / Donosti (19/07/2012)


Hay días en que los astros, el destino, la suerte o lo que sea (prosaicamente, unos promotores y un festival) producen una conjunción que te lleva directamente a las estrellas. Una ciudad como Donosti en un día soleado del mes de julio resulta algo difícilmente superable. Un festival de jazz que ya va por su 47ª edición, y que desde hace tiempo decidió abrirse a la ciudad y a sonoridades menos ortodoxas. Una grata compañía con que amenizar la previa y disfrutar los conciertos. Y tres cantantes femeninas en estado de gracia, tres voces de esas capaces de incrustarse en lo más hondo del alma emocionable de un tipo simple. Todo ello se conjuntó ayer jueves. (...)


El Festival de Jazz de San Sebastián, el Jazzaldia, hace tiempo que abrazó la ciudad, y fuera del recinto de la Plaza de la Trinidad ha conformado en el entorno del Kursaal, sobre la Playa de La Zurriola, una serie de escenarios frente a los que degustar platos que se salen del clasicismo jazzístico. Tres palabras a modo de máxima pueden definir lo acontecido ayer: la confirmación, la emoción y la explosión.

La confirmación.
La mera posibilidad de que Brittany Howard hubiera seguido en su trabajo para el correo postal americano y no hubiéramos podido disfrutar de su voz y sus canciones es capaz de quitarnos el sueño. La cantera rockera americana es un pozo sin fondo, y seguramente serán miles quienes no lo abandonen aún mereciéndolo. Pero en torno a Alabama Shakes se conjugaron una serie de acontecimientos que les han convertido en uno de los nuevos nombres más interesantes del panorama actual. Y, como no se cansan de repetir en cada entrevista que conceden, demostraron que son una gran banda de rock’n’roll.

Más allá de esa voz plena de soul, más allá de sus giros, ahora Elvis, ahora Janis, ahora Aretha, ahora quién puedas imaginar, Alabama Shakes como grupo encaran su música sin ningún atisbo de complejo ante la historia. Con un repertorio centrado en su disco Boys & Girls, pero más amplio de lo esperado, navegan por el soul y el blues, sí, pero mojados con aromas de rock sureño, de primitivo rockabilly, de rock americano atemporal. Tras un inicio algo apagado, fueron creciendo, y la Howard demuestra ser la antidiva, con sus gafitas en la punta de la nariz y su aire de estar compartiendo unas cañas contigo. 

Pero en definitiva, confirman que no son sal para un día.

La emoción.
Dayna Kurtz siempre ha tenido un pie en el jazz de bar, en las canciones de oscuro garito lleno de almas perdidas, seres con el alcohol como la más grata de las compañías. Su rugosa voz se presta a ello, y lo confirma su disco de este año, Secret Canon Vol. 1, donde se enfrenta a oscuras versiones de canciones para emociones destartaladas. Así, acompañada por teclista, batería y bajista que alterna contrabajo y eléctrico, comienza con canciones como Do I love you, Don´t fuck around with love o I’ll close my eyes, que suenan a tristeza. 

Pero a medida que van cayendo los chupitos de whisky, su voz empieza a calentarse, la electricidad, aún con una guitarra prestada, a hacer acto de presencia, y el blues o un ignoto rockabilly que suena a oscuridad toman el pequeño escenario. Y ahí es donde surge la magia de esta mujer, el hechizo que hipnotiza hasta resultar imposible apartar los ojos de ella. Ya, para cuando suena la maravillosa Love gets in the way de su disco Postcards from downtown, uno no sabe qué trozo del corazón mantener sin entregárselo. Porque por un momento, eres prácticamente suyo.

La explosión.
Y tras una confirmación y una emoción, qué mejor manera de terminar una noche de verano con una explosión. De soul’n’roll, de blues’n’roll, de funk’n’roll. Y la pequeña Sharon Jones es una bomba, una fuerza de la naturaleza, acompañada por una banda que atesora quilates de calidad y negritud, a pesar de su color, The Dap-Kings. Ya lo dijo en su disco de 2010, I learned the hard way, y ha sacado las conclusiones adecuadas: la entrega total en cada concierto, el sudor como propuesta de pasión.

Y por allí sonaron Money, Window shopping, Without a heart, y el baile se apoderó de la playa. Y en su gozoso exceso, sacó al escenario a bailar Be easy a un tal Carlos, pobre Carlos, apocándose a cada momento ante la fuerza de esta pequeña/enorme mujer. Y luego sacó a cinco mujeres, al ritmo de Pick it up, lay it the cut, para demostrar que serían más jóvenes, más rubias y más guapas que ella, pero que se las comía sólo con mover un pié. Y seguía la fiesta, porque al fin y al cabo, entendió su concierto como eso, una fiesta negra sobre la arena de la playa. Y como fiesta había que entenderlo y disfrutarlo.

Confirmación. Emoción. Explosión.
Una noche redonda.

Suena la corriente: "Love gets in the way" - Dayna Kurtz


2 comentarios:

  1. Joder por lo que leo debio ser la hostia, no pude ir y eso que estoy pillao con el disco de Alabama Shakes. Me alegro de que disfrutases del bolo.
    Saludos.

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    1. Fue una gran noche. El Jazzaldia de este año tiene una serie de sesiones que son de lo más reconfortantes.
      Un abrazo.

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