sábado, 24 de noviembre de 2007

Zep again

Una historia de excesos. Como tantas otras en esta jodida marcha. Todo en Led Zeppelin era a lo grande. Desde su nacimiento, como The New Yardbirds, continuación del proyecto que Jimmy Page y Jeff Beck habían desarrollado la segunda mitad de los 60, hasta la muerte de John Bonham, ahogado en alcohol, que puso fin a su carrera. Ya no podían ser los mismos. Eran cuatro o simplemente no eran.(...)




Todo fue un exceso. Desde las ventas de sus discos (más de 300 millones) hasta los varios cientos de miles de seres que acudían a sus conciertos. Conciertos que podían durar hasta cuatro horas con canciones de más de treinta minutos. Su afición por el oscurantismo, su negativa radical a publicar singles (pero se publicaron), sus desmanes en los hoteles, sus flirteos con la heroína y el alcohol. Su conversión en padres del heavy metal, cuando sus influencias iban mucho más allá, con unas raíces blues, folk, reggae (D’yer Mak’er será una canción menor en su discografía, pero mayor en mi recuerdo), rock, pop (qué otra cosa es Houses of the holy, la canción?) que sobrepasan etiquetas.

Excesivo era el virtuosismo de cada uno de los cuatro. Pero siempre me quedaré con Bonham, tal vez porque tengo la malsana predilección por los que terminan mal. Fue avisado de que no había futuro para un batería que tocaba tan fuerte. Cuando años más tarde Keith Moon y él ocupaban el olimpo de los tambores, se mofaba de aquéllos augurios.

Led Zeppelin fueron amados, adorados durante muchos años. Y luego vilipendiados, cuando el rock asumió que no era necesario ser una leyenda del instrumento, sino simplemente tener sentimiento y energía. Tal vez para entonces, ellos ya no la tenían.

Pero siempre quedó el poso de que eran muy grandes. Y fueron recuperados, volvieron a ser citados como influencia, y fueron llorados.

Y los excesos continúan. Su reunión parece inminente (si a Page se le arregla el dedito, claro), en el concierto homenaje a Ahmet Ertegün, el que fuera capo de Atlantic Records. No quedará ni una entrada, seguro. Serán (ya lo son) portada de todos los papeles.
Y yo, amante como pocos de los excesos, de cualquier tipo, disfrutaré menos de su recopilatorio (excesivo, por supuesto), Mothership, y recuperaré sus viejos unos, doses, treses, cuatros...


Suena la corriente: "Trampled under foot" - Led Zeppelin

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