lunes, 22 de octubre de 2007

Guiños

Dice la teoría que el que tuvo, retuvo. La práctica nos ha enseñado tantas veces que no siempre es así! Demasiadas decepciones llevamos encima. Pero por otro lado, no siempre vamos a pedir que todo el mundo mantenga el nivel con el que nosotros (y cada uno a su manera) soñamos. Porque al fin y al cabo, cada uno marcamos la línea de cómo y con qué queremos que nos sigan engatusando.(...)




La verdad es que el bueno de John Fogerty no ha tenido muchas oportunidades de retener lo que tuvo. Con la Creedence Clearwater Revival compuso alguna de las joyas más luminosas que se haya tallado. En solitario, sin ser ni el primero ni el único, siempre brillará el Centerfield que grabó en 1985. Sin embargo, desde la época de CCR, ha pasado más tiempo en los juzgados que componiendo y actuando.

Las discográficas, salvo excepciones, esas casas de lenocinio, habitualmente dirigidas por gente que poco o nada tienen (ni quieren) que ver con la música. Porque Fogerty no sólo ha peleado por algo tan desgraciadamente común como mantener el control y derecho de sus canciones. No, sus mayores y primeras luchas legales eran porque su jefe en Fantasy Records, el indescriptible Saul Zaentz, le acusaba de copiarse a sí mismo, de que sus composiciones en solitario sonaban demasiado a Creedence. Vamos, que el tal Zaentz se consideraba no solo propietario de los temas, sino del sonido Creedence. Incluso se vivió la surrealista escena de Fogerty en pleno juicio, con una guitarra, demostrando que las canciones podían tener un estilo similar (algo tan, al parecer, descabellado, como su propio estilo), pero tratando de demostrar que no eran un plagio. Y no un plagio de otro cualquiera, sino un plagio de sí mismo.

Entre una cosa y otra, a pesar de discos puntuales, se ha pasado casi 20 años alejado de todo, asqueado del negocio. Y quién no lo estaría.

Pero también dice la teoría, al menos la de los cuentos y la de los sueños, que muchas historias desgraciadas pueden terminar bien. Fogerty ha ganado pleitos, ha recuperado los derechos de sus canciones, y sobre todo, el derecho a sonar como le dé la real gana. Incluso a sonar como la Creedence.

Porque en su nuevo trabajo, Revival, todo son guiños. Desde el título al espíritu, desde las guitarras a las melodías, desde la rabia a la crítica (política, como tantos otros, con mensajitos dirigidos al esperpento de Bush y demás personajes, eso sí, como si a éstos les importara).
Y en ocasiones, sin necesidad de guiños, a pelo, como en Creedence song:
"You can’t go wrong if you play a little bit of that Creedence song"
Pero por encima de todo, el mejor guiño, encontrarnos de nuevo con esa voz y esa guitarra.
Ah, pero la historia, recordemos, siempre se repite. "Hacedores de grandes singles, rozaron la música chicle". Glorioso bubblegum pop, entonces contesté. Y me da igual que digan lo mismo de Don’t you wish it was true. Pelotazos pop/country/swing como estos me ponen contento cualquier sábado por la mañana.

Soy así de simple.


Suena la corriente: "Don't you wish it was true" - John Fogerty