miércoles, 21 de junio de 2006

Cantando en presente

Pensó que no volvería a cantar, a grabar, a actuar.
Y pensé que no lo haría cuando vi en la cubeta Por Vida: A Tribute to the Songs of Alejandro Escovedo. La lista de quienes le rendían homenaje era inmensa. Lucinda Williams, Steve Earle, Calexico, John Cale, Peter Case, Ian Hunter, Jayhawks, Son Volt, Minus 5 y más, muchos más. (...)


Una hepatitis C estaba acabando con la salud de Alejandro Escovedo. Y con su dinero, sin seguro privado como tantos americanos en el país de la abundancia. Una joya privada (así la sentía), un carácter que había parido a Rank and File y True Believers, pero que en solitario había dado lo mejor que tenía.

Y tenía ese amor por el rock de raíz, por las guitarras con sudor, por la elegancia que impregna canciones en las que volcaba todo su sentimiento. Tenía su amor por la Velvet Underground, los Faces y Mott The Hoople. Tenía sus colaboraciones con pares que llevaban también muy dentro el mismo veneno y la misma medicina.

Era un hijo directo de Townes Van Zandt, su mejor heredero, igual de empapado en tabaco y alcohol e igual de pagador de tributo.

Pero la aventura merecía que se dejara de hablar en pasado.
Y Alejandro Escovedo está bien, y grabando de nuevo, y cantando, y actuando. Uno de sus ídolos de juventud ha producido su nuevo trabajo, The Boxing Mirror. Y aún no puede creer que sea John Cale con quien ha compartido estudio, noches y calor. Se nota en el disco. Varias de las canciones podrían haber sonado en el propio último disco de Cale.

Pero vuelve con los mismos sentimientos de siempre, con la mayor acidez y ternura que el olor de muerte le ha hecho crear.

Y yo me regodeo con esta joya que ojalá no fuera tan privada.


Suena la corriente: "The Boxing Mirror" - Alejandro Escovedo

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