viernes, 10 de febrero de 2006

Besos sin misa

Ajá, querido Rouco (o Ratzinger, o Acebes, es lo mismo), esta vez te hemos pillado. Ya sé que siempre has pensado que todos los desórdenes morales, excepto los tuyos, claro está, están causados por recónditas enfermedades.

Pero lo mismo te vale el argumento de que dichos desórdenes son a su vez causa de sufrimiento sin límite y llanto desconsolado. (...)


Y claro, empiezas a mover tus hilos, y tus grupos de presión actúan a conciencia. Y aquí aparecen unos señores científicos, muy sesudos ellos, que llegan a la conclusión de que los besos con lengua elevan el riesgo de contraer meningitis, sobre todo los que son dados a varias bocas en poco tiempo.

Y estos científicos, de cuya respetabilidad no dudo (bueno, venga, que sí), afirman que el riesgo disminuye entre los que están vacunados contra la enfermedad y los que…, espera, que no sé si me sale,…, y los que van a misa.

Ay, bribón, si ya lo sabía yo. Y es que todo lo bueno mata. Uno se quita del sexo oral (es un decir) porque produce cáncer, y ahora no puede besar sin miedo. Y a mí como que eso de ir a misa no me tira.

En fin, que creo que siento una cierta migraña.
¿Estará empezando?
¿O será los nuevos combates de wrestling que prepara T5 con Hilillos Rajoy como megaestrella?
Jodido país y jodido mundo.
Cogeré ese ascensor al infierno.


Suena la corriente: "What a wonderful man" - My Morning Jacket

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