miércoles, 2 de febrero de 2005

Sabios muy sabios

No tengo muy claro si será este tórrido calor que estamos padeciendo (eso de las olas de frío estoy seguro que son inventos de la prensa laica), pero leo algunas cosas en los periódicos que me dejan estupefacto (imposible pronunciar esta palabra sin recordar el "Stupefaction" de Graham Parker!).

Resulta que un comité de sabios (unos tíos que deben pasarse horas y horas viendo la tele, ya que según la R.A.E., "sabio: dicho de una persona, que tiene profundos conocimientos en una materia, ciencia o arte", y digo yo que no creo que en este caso esa materia sea la nanotecnología) ha considerado oportuno proponer tres grandes acciones para la reforma de la televisión pública: reducción de la publicidad, aumento de las subvenciones (pasar del 5 al 50 %) y absorción de toda la deuda por parte del Estado.

Sabio, lo que se dice sabio, pues mire usted, no creo que yo lo sea. Pero tengo por cierto que lo que quiero ser de mayor (ejem, mejor habré de decir de "mas mayor") es una televisión pública, un bien de servicio público. Sí, que todo aquel pagador de impuestos pueda usarme según su albedrío, que yo tenga horarios adscritos a los menores, a los futboleros, a las amas de casa, a los culturetas (ya coordinaré mi agenda), que me llamen basura o élite según la ocasión, que me soben, me besen, me amen, me odien, me estrujen, me compren, me vendan. Vamos, puta para todo.

A cambio, estoy dispuesto a reducir el número de nombres de marcas comerciales que pronuncio por esta boquita, a recibir de buen grado una subvención del 50 % de mis gastos corrientes (pocos, algún que otro vicio) y, por encima de todo, dar al estado el nombre de los tres bancos con los que gestiono mis pasivos (activos, lo que se dice activos, pues, aparte del coche…, nah, no creo que mi colección de discos y canciones de Internet admitan esa categoría) para que sea él quien asuma los pagos.

Y si tengo que enchufarme algún euroconector, ya buscaré un orificio, ya.



Suena la corriente: "Stupefaction" - Graham Parker