sábado, 26 de febrero de 2005

De noche ardo

Esta ciudad es un auténtico monstruo. Áspera, desquiciada, caótica, incomprensible (sí, se leer mapas, pero este no consigo visualizarlo), estresante, gritona, vamos, un auténtico rugido de ciudad. Sao Paulo sería insufrible si no fuera porque está llenita de brasileños.

¿Y? Pues que sin lugar a dudas, son el pueblo ideal, el conjunto de belleza física y personal que nunca hubiéramos sido capaces de imaginar (y eso que para dar un paseo nocturno hay que echarle un par de… Pero la vida son dos días).

Me quedo con las imágenes que siempre quise. Con aquellas noches de bohemia, alcohol, tabaco, poesía, música, y por supuesto, mujeres. Aquellos tarambanas sagrados, más allá de la gloria, que pensaron un Rio especial, no distinto, porque era el que tenían ante sus ojos. Vinicius de Moraes, Tom Jobim, Chico Buarque, una sagrada trinidad que fueron capaces de chupar la sangre a la vida y bebérsela en un cóctel de alcohol. Y mientras, creaban puro sentimiento.

Me quedo con ese nordeste negro, la raíz africana de un país que no se avergüenza de ello, donde el ritmo es algo más que una palabra, es una forma de vida, una manera más que cualquier otra de pasar este trago.

Me quedo con Foz, donde unos pendejos tratamos hace unos años (y durante varios años) de emular esa bohemia. Para nosotros también fue una época de noches, de alcohol, de tabaco, de música, de ritmo, y por supuesto, de mujeres. Fuera de circuitos comerciales, como unos brasileños más, Vilmar nos saludaba, nos abrazaba al vernos entrar, nos tenía preparada la mesa, la botella, la afabilidad. Teníamos el cariño, el ansia, el sexo, las ganas de conocer cada una de las estrellas que alumbraban aquellas noches.

Es la bossa, la MPB, el tropicalismo, la samba, el rock ácido, el axé, las nuevas tendencias que todo lo han puesto patas arribas, y siempre han mantenido la esencia.

Es pisar de nuevo este país (aunque sea Sao Paulo) y volver a soñar.
Con que no estamos solos.
Con que merece la pena.


De manha escureço
De dia tardo
De tarde anoiteço
De noite ardo
Vinicius de Moraes


Navegado en Sao Paulo, Brasil
Suena la corriente: "Eu se que vou te amar" - Vinicius e Tom