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jueves, 21 de agosto de 2014

Astenaguseando:
Black Lips / Moon Shakers
Kafe Antzokia, Bilbao (20/08/2014)
Pogo old style


Y estalló el pogo. El puñetazo malencarado de Sea of Blasphemy y un himno juvenil, cantable y bailable como Family Tree, fueron suficientes desde el principio para crear un enorme hueco en la platea, ese en el que los cuerpos se empujan, arrastran, mojan, un pogo directo, violento, de arcana ascendencia y arcaica procedencia, como en aquellos 80 (que parecía que estábamos viendo a Larsen!), espoleado por unos guiris, seguido por más de un local, (...)
disfrutado por unos Black Lips, y no tanto por otros (sinceramente, no vimos a Jared excesivamente contento en algunos momentos), pero, y a pesar de todo, explosivo y refrescante para quien, acaso ya sin edad ni ganas, sigue admirando la fuerza bruta de unos sonidos ajados.

Y eso son Black Lips. Obtienen lo que buscan, desde ese juvenil desprecio a la seriedad que les lleva a desbarrar elevando el gamberrismo a culto, aunque tal vez sean ellos mismos los más serios del lugar, al menos anoche. Acaso quede ya atrás, para ellos también, cuando fueron expulsado del colegio poco tiempo después de la masacre de Columbine bajo la acusación de pertenecer a una subcultura peligrosa. Es ese espíritu regurgitante de las nuevas generaciones, capaz de empapuzarse de todo lo que han ido mamando, privando o fumando. Mucho más cercanos al punk que a la ortodoxia Nuggets, pero sin ser lo uno ni lo otro, o siéndolo todo a la vez, abanderados de un lo-fi que tiene un origen deseado y tal vez una actualidad limitada, sí, no se les puede pedir mucho más, pero es que lo que dan es tan suficiente, que basta. Garage-rock pasado por la trituradora, que a la vez no olvida la danza sincopada en Modern Art, saltarina en Justice for all o llena de acné juvenil en la fresca y esplendorosa Go out and get it. Pop de pura esencia británica, que no se sonroja por emular a Beatles directamente en Dirty hands o Drive-by Buddy, o ese casi final con un Smiling que sabe a power-pop del de toda la vida. En Everybody’s doing it saben sonar arrastrados, oscuros y siniestros, y en Noc-A-Homa cacofónicos y crampianos

Sí, mierda y goma de la que no cambia una vida, pero engancha que da gusto. Y más cuando quieres engancharte. A pesar de las dudas que tanto atolondramiento hubiera podido generar, saliendo airosos, picando de casi toda su producción y sin permitir que Underneath the rainbow, su último trabajo, se apodere del set, y obviamente, pautando éste para la hecatombe final con un Raw Meat que tal vez quedó diluido, al que parecía llegar la gente algo cansada, y principalmente, esa autodefinición, esa autoafirmación, esa forma de vida que es Bad Kids. Sí, lo son o lo quieren ser. Y si tú lo bailas, me parece perfecto.

Así que la noche quedó de lo más redonda, pero no podríamos dejar pasar el perfecto aperitivo que supusieron una vez más Moon Shakers, grupo femenino que a cada actuación invita más a sus paseos por el lado pop del garage, ese que se enfrenta a la distorsión y al power-pop sin complejos, que lo mismo revisan el Suzette de Los Flechazos que se van a la médula de lo que supusieron en su día The Romantics, llenando las melodías de la emoción de lo lúdico. Porque de eso se trata.



Suena la corriente: "Bad Kids" - Black Lips



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