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viernes, 16 de enero de 2004

Balidos



Apunto (A.) está, como su nombre indica, a punto de traer a este río navegable su segundo crío. Tal como está en los escritos, va a ver al ginecólogo, que le confirma que aún no ha dilatado, que el chaval está muy a gusto, que en cinco o seis días habrá que estar preparada y todas esas cosas que para un profano en natalidad son absolutamente incomprensibles.

Pero el doctor también le avisa que este fin de semana estará fuera, pues se va a "pelar ovejas". Apunto piensa que es posible que su doctor tal vez tenga una granja, o que sea esquilador en sus ratos libres.

Pero Apunto ha entendido mal. Su doctor, a lo que se va este fin de semana, es a "operar ovejas". ¿Perdón? ¿Hacer qué con las ovejas? A operarlas. Es decir, ligaduras de trompas, raspados y todas esas cosas que para un profano en ginecología son absolutamente incomprensibles. Es su manera de hacer prácticas.

Así que aquí, un servidor, ha propuesto a Apunto, que en el momento del parto, se deje (si puede) de respiraciones, gritos o susurros y se dedique a balar. Así su doctor se sentirá como en su casa, a gusto.

Tendré que practicar. Porque pienso mantener una bella conversación a base de balidos con Apunto y su retoño cuando les visite en el hospital.

Y este fin de semana, de nuevo cita (sin balidos) con Elliott Murphy y Olivier Durand. Promete.


Suena la corriente: "Totem Poles and Glory Holes" - Russ Tolman